El 15 de diciembre Michelle Bachelet, candidata de la coalición de centro-izquierda Nueva Mayoría y presidenta de Chile entre 2006 y 2010, y Evelyn Mathei, representante de la derecha, se disputarán la Presidencia de Chile en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Bachelet ha logrado el 46,68% de los votos, pero se ha quedado a las puertas del triunfo definitivo en la jornada de ayer que vaticinaban las últimas encuestas al no alcanzar la mayoría absoluta. La candidata de la derecha Evelyn Mathei ha obtenido finalmente el objetivo mínimo de forzar la segunda vuelta, a pesar de obtener un escuálido 25,1%, la peor votación de su sector desde 1993. En las primeras elecciones presidenciales y parlamentarias con voto voluntario, la abstención se ha situado en un elevadísimo 50%: seis millones y medio de chilenos con derecho a voto no acudieron ayer a las urnas. Tampoco pudieron hacerlo los chilenos del exterior, ya que la derecha ha bloqueado sistemáticamente todas las iniciativas para reconocerles este derecho.
En tercer lugar, ha quedado Marco Enríquez-Ominami, quien con el 10,96% ha retenido tan solo la mitad de los sufragios que logró hace cuatro años. Detrás, el empresario derechista Franco Parisi ha logrado un apoyo menor del que auguraban la mayor parte de los sondeos (10,12%). En sus primeras declaraciones, Enríquez-Ominami (hijo del secretario general del MIR, Miguel Enríquez, y ex diputado socialista) ha dejado entrever que llamará a votar por Bachelet el 15 de diciembre, en tanto que Parisi ha afirmado que no apoyará a Mathei, con quien ha mantenido un sonoro enfrentamiento dialéctico en las últimas semanas de la campaña.
Las candidaturas que encantaron a una parte de la intelectualidad crítica chilena y del atomizado microcosmos de las fuerzas anticapitalistas han alcanzado votaciones testimoniales: Marcel Claude solo ha logrado el 2,8% y Roxana Miranda el 1,27%.
En las votaciones para renovar la Cámara de Diputados y una parte del Senado la coalición Nueva Mayoría ha alcanzado una victoria clara, pero insuficiente para disponer de los quórums necesarios para llevar a cabo las reformas democráticas de fondo incluidas en el programa de Bachelet (fin del lucro en la educación, modificaciones medulares en la legislación laboral, sustitución de la Constitución pinochetista de 1980).
Para la izquierda, las alegrías proceden de los resultados en la elección para la Cámara de Diputados. El Partido Comunista ha logrado seis escaños. Sus tres actuales parlamentarios (Guillermo Teillier, Lautaro Carmona y Hugo Gutiérrez) han renovado su asiento con la primera mayoría en sus distritos. La secretaria general de las Juventudes Comunistas (Karol Cariola) ha resultado electa por las comunas santiaguinas de Recoleta e Independencia y la carismática ex presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Camila Vallejo, por la de La Florida. Ambas con la votación más elevada en su zona: Cariola con el 38,5% y Vallejo con el 43,7%. Por último, Daniel Núñez ha sido elegido diputado por Ovalle gracias a que la Nueva Mayoría ha doblado a la derecha en el distrito.
Otros dos destacados ex dirigentes estudiantiles estarán en la Cámara de Diputados que se constituirá el próximo 11 de marzo: Giorgio Jackson, miembro de Revolución Democrática, ha obtenido un gran triunfo en Santiago Centro, con el 48% de los votos, con el apoyo explícito de Michelle Bachelet y de la Nueva Mayoría. Y en Magallanes, en la Patagonia, ha sido elegido Gabriel Boric, militante de Izquierda Autónoma.
En el Senado, la distribución de fuerzas entre el viejo conglomerado de la Concertación y la derecha queda más o menos igual. Tal vez, una de las pocas alegrías sea la derrota de Camilo Escalona, uno de los dinosaurios del Partido Socialista, reconvertido en reaccionario que se ha opuesto públicamente a cualquier proceso de elaboración de una nueva Constitución.
El escenario queda abierto en Chile hasta el 15 de diciembre… y después. Es muy probable que entonces Michelle Bachelet gane ampliamente la Presidencia de Chile con una votación que debiera rondar el 60% de los votos. Sin embargo, las dificultades que tendrá a partir del próximo 11 de marzo para cumplir su programa quedaron ayer en evidencia. Tendrá en contra la minoría de bloqueo de la derecha en el Congreso Nacional y la mayoría de bloqueo de los oligopolios mediáticos y de los poderes fácticos en la sociedad.
En el lado opuesto, el Partido Comunista, la Central Única de Trabajadores y los movimientos sociales no tardarán en volver a las calles si las promesas de cambios democráticos profundos se incumplen, como sucedió con el programa de la Concertación de 1989.
En sus últimos discursos Michelle Bachelet ha señalado que estos desafíos no son una tarea exclusiva de la próxima Presidenta de la República, sino del pueblo de Chile. Ha llegado la hora de convocar a ese pueblo maravilloso y generoso a votar por la democracia el 15 de diciembre. Para derrotar a la derecha neoliberal y neopinochetista. Pero también para conquistar el futuro, para reconquistar los derechos sociales y construir un país más justo y democrático.
Fuente: www.mundobrero.es
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