La plata no alcanza para vivir: 54% de los hogares redujeron sus gastos en alimentación para “ahorrar”

Alarmante son las cifras que dejó el estudio elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que durante todo julio encuestó a familias chilenas para medir y evidenciar los estragos socioeconómicos que ha dejado la crisis y la pandemia.

Los datos entregados evidencian que los estratos más bajos han sido los más golpeados: un 59.4% de los hogares en Chile han disminuido sus ingresos durante la emergencia, mientras que de ese porcentaje un 3.1% declaró que sus ingresos se redujeron a cero.

Esto ha tenido diversas implicancias en la vida de las familias trabajadoras, precarizando la salud y la alimentación. Un 65.6% declara haber postergado tratamientos de salud durante la pandemia, mientras que 54.6% de los hogares encuestados indica haber rebajado su gasto en alimentación para “ahorrar”, sumado a la interrupción del pago de servicios básicos (luz, agua, gas, teléfono, etc.) por parte del 44.1% de las familias.

En el periodo previo a la pandemia, se estima que a un 16,5% de las familias “no les alcanzaba”, mientras que hoy, en tiempos de coronavirus, el sondeo señala que un 48,8% de los hogares declara que “no le alcanza” para financiar sus gastos. Esto ha implicado un fuerte endeudamiento donde el 40% de los encuestados reconoce que se endeudó durante la pandemia, ya sea pidiendo préstamo o crédito a un banco u otra entidad financiera, a familiares, amigos, vecinos o conocidos, retiró dinero de una tarjeta de crédito o de casa comercial o usó una línea de crédito.

En la misma línea, la cesantía es igual o más alarmante, pues un 38,4% de los hogares disminuyó el número de personas trabajando. Las mujeres son las más golpeadas, entre el 30% y el 40% de los hogares de los dos más bajos quintiles con jefaturas de hogar femenina se encuentran desempleadas. Los más golpeado por esta crisis son los hogares liderados por mujeres y sobre todo quienes corresponden a los quintiles más vulnerables.

Mientras no sean los capitalistas los que paguen la crisis, seguirán siendo las familias trabajadoras y los sectores populares los que deban hacerse cargo de los costos y quienes se vean perjudicados, mientras las grandes fortunas chilenas siguen aumentando sus patrimonios, los principales grupos económicos amasan ganancias y mantienen sus bolsillos llenos, y las trasnacionales continúan saqueando nuestros recursos naturales.

Debemos luchar por una salida a la crisis desde la clase trabajadora, por no a los despidos y suspensiones sin sueldo, manteniendo íntegramente el salario; por la derogación de la ley de protección del empleo, que ha causado estragos con los despidos masivos, y por un sueldo mínimo igual a la canasta familiar de $500 mil; como también la medida de impuesto extraordinario a las grandes fortunas, para garantizar un ingreso de emergencia de $500.000 a todas y todos los más de 3 millones de trabajadores informales, para que ninguna familia pase hambre, ni ninguna penuria.