Trabajadores y trabajadoras de Chile, autoridades nacionales y parlamentarias, dirigentes de organizaciones sociales, estudiantes secundarios y universitarios, padres y apoderados, funcionarios públicos –tan golpeados con la precariedad de un Estado que aún no asume su deuda como empleador- trabajadoras de Casa Particular, temporeros, profesionales jóvenes precarizados, trabajadoras en domicilio, trabajadores tercerizados o subcontratados, sindicatos que han enfrentado o enfrentaran próximos procesos de negociación colectiva bajo una legislación que esperamos no se mantenga para los próximos años; sindicatos interempresas que solo por su fuerza y unidad logran imponerse a sus empleadores y superar la legalidad vigente; trabajadores de la construcción, de la pesca, del transporte, trabajadores del comercio y del retail, de los call center, trabajadores de los medios de comunicación, trabajadores de la cultura, trabajadores a honorarios o a contrata.
Trabajadores y trabajadoras de Chile que sueñan y anhelan un país más justo, sean todos bienvenidos a esta conmemoración del Día Internacional de los y las Trabajadoras y Trabajadores.
Saludamos a los trabajadores de la salud que exigen salud sin concesión y hoy pelean por evitar que se privaticen hospitales públicos por esta vía. Saludamos, también, a los trabajadores de Soquimich, empresa en donde hoy se violan los derechos laborales y cuyos gerentes son los mismos responsables de importantes pérdidas en los fondos de pensiones en el Caso Cascadas.
Permítanme comenzar estas palabras con el saludo ferviente y caluroso para nuestros compatriotas del norte de Chile, que han debido enfrentar no sólo la fuerza de la naturaleza tras el terremoto que los azotara, sino también dolorosas esperas para recuperar no solo sus condiciones de vida, muchas veces también sus fuentes de trabajo.
Conmemorábamos el día lunes de esta semana el día mundial de la seguridad en el trabajo, que más pertinente en este día que volver a comprometernos como Central Unitaria con nuestros trabajadores del norte grande no solo en el derecho a mantener sus puestos de trabajo sino también y por sobretodo, que estos sean en condiciones seguras para ellos. Una especial mención nos merecen los trabajadores cargadores de Zofri, con quienes estuvimos reunidos hace un par de semanas, labor por excelencia precarizada e inestable y que hoy muestra su rostro más negro, al develar la realidad de un sector invisible para muchos pero con altos niveles de explotación.
Una especial mención también para nuestros compatriotas de Valparaíso, para los excluidos del sistema que han debido hacer su vida en constante lucha por un espacio para habitar y que ha dejado al descubierto la otra cara de un Chile que se muestra al mundo como un país en vías al desarrollo pero que tiene un rostro de pobreza encubierta que muchos quisieran limpiar y que otros queremos erradicar como forma de vida.
Estuvimos presentes y seguiremos estando como CUT no sólo en la tarea de reconstrucción, sino también apoyaremos toda iniciativa que permita una recuperación de Valparaíso integral, que aporte en resolver los problemas de fondo de nuestra ciudad patrimonial y que permita, además, a aquellos trabajadores por cuenta propia que hoy perdieron no solo sus casas sino también su fuente de trabajo, recuperar sus vidas y dignidad en el más breve plazo.
Enfrentamos este primero de mayo no solo en el dolor y la solidaridad con nuestros compatriotas, lo hacemos también ante el incipiente inicio de un nuevo ciclo social y político para nuestro país, que nos pone a prueba ante la catástrofe, pero que también nos provoca a actuar y ser actores incidentes en este proceso de cambio y transformación.
Lo señalábamos desde esta tribuna el año pasado y lo reafirmamos hoy: Chile está cambiando y este proceso no se detiene ni tiene vuelta atrás. Pero con esta misma convicción decíamos que aun cuando éste es un proceso que llegó para quedarse, no implica mecánicamente que este tiempo de cambio esté garantizado para las profundas transformaciones por un Chile más justo y solidario. Estamos enfrentados al inicio de un nuevo ciclo, qué duda cabe, pero dependerá de nosotros que efectivamente sea el tiempo de las grandes mayorías de este país.
Por eso hemos señalado que este primero de mayo es especial, en un tiempo en que Chile vive la disputa y los debates de cara a la ciudadanía y donde se enfrentan proyectos país, distintos y opuestos. La salida de la derecha del Gobierno y la llegada de la Nueva Mayoría al Gobierno y parlamento, son una buena señal para nosotros pues se superan 4 años de calvario para el movimiento sindical, pero también sabemos que no es suficiente si no realzamos el rol de los actores sociales y del movimiento sindical organizado.
Enfrentados a un Chile que clama por más justicia social, no somos ni seremos actores pasivos en la defensa de un proyecto país distinto al que hemos vivido por 40 años y que avance decididamente a derrotar la desigualdad, superando la lógica de que un país puede sentirse conforme con crecer, aun cuando esto sea a costa de la explotación y abuso con sus trabajadores y trabajadoras. Lo dijimos en el marco de nuestro último Consejo Directivo Nacional Ampliado y lo reafirmamos: somos y seremos los más leales con las transformaciones que Chile demanda y así mismo, los que más presionaremos por que se cumpla el programa de la Nueva Mayoría para avanzar a paso firme hacia un Chile con mejor y mayor dignidad para todos.
Lo hacemos además, con la responsabilidad que nos asiste como Central, al haber logrado constituir como el cuarto pilar del período el debate de las reformas laborales. No solo nos podemos sentir orgullosos como movimiento sindical de avanzar con nuestras demandas, eso también nos impone una mayor responsabilidad con Chile y los cambios.
Llegamos a este primero de mayo con la satisfacción de la labor cumplida tras el compromiso que asumimos en aquella ocasión al declarar que siendo absolutamente necesario, no era suficiente la reforma tributaria, la reforma educacional y una nueva constitución construida en democracia, para superar la desigualdad. Se requería también de una reforma laboral que le devolviese el poder a los trabajadores y fortaleciera la negociación colectiva para avanzar en esta titánica tarea de justicia e igualdad.
Muchos no creían que sería posible, muchos anhelaban que nuestra voz no fuera escuchada, pero fuimos al debate y avanzamos con nuestras convicciones y hoy podemos decirles mirándoles de frente que no les hemos fallado. El Gobierno lo ha dicho con fuerza y claridad: las reformas laborales son el cuarto pilar del período y eso lo saludamos, reconocemos y levantamos como una tarea conjunta a defender y desarrollar.
Pero sabemos que este camino no ha sido fácil y será cada día más complejo. Tenemos la certeza de que las minorías de nuestro país que no quieren cambios harán todo por detener estos avances y que muchas veces la incomprensión de algunos, será su mayor fortaleza para tratar de desmoronarnos.
Tengan la seguridad, trabajadores y trabajadoras, que esta Central no se dejará afectar por estos ataques, trabajaremos con más fuerza y convicción por hacer comprender este proceso de cambios que se inicia en nuestro país y trabajaremos tenazmente para que no puedan hacernos retroceder desde ninguna trinchera.
Lo señalábamos y lo reafirmamos hoy. Tenemos como Central nuestra carta de navegación para el período y no nos detendremos hasta hacerla avanzar.
Seguiremos demandado una Nueva Institucionalidad Laboral para Chile, que no es solo un nuevo Código del Trabajo para quienes se rigen por éste, sino también protección para los trabajadores del sector público –centralizado y descentralizado- que no cuenta con una legislación adecuada que los proteja y que solo ha podido, gracias a su unidad y fuerza, mantener en los hechos derechos conculcados para los trabajadores del Estado.
Protección no solo para los trabajadores formales, sino también para aquellos olvidados del sistema, como los trabajadores del campo – gran parte de ellas mujeres- que no cuentan con protección legal alguna hasta el día de hoy y que demandan un Estatuto del Temporero que realmente vaya en beneficio de los más desprotegidos, proceso de debate que ya se ha iniciado con las autoridades, que han comprometido un nuevo estatuto del temporero. O las trabajadoras de casa particular que el día de ayer por fin han visto un avance sustantivo al comprometerse el Gobierno con el proceso de ratificación del convenio 189 de la OIT y en paralelo, indicaciones al proyecto de ley en el parlamento que permitan hacer efectiva la implementación del convenio una vez ratificado.
Una institucionalidad laboral que refuerce el rol de la Dirección del Trabajo y que le devuelva toda la potencia a este instrumento en defensa del más débil en la relación laboral, que no sólo fomente el diálogo entre las partes sino que retome con toda la fuerza necesaria, su rol fiscalizador. Podremos avanzar en iniciativas de ley, pero si éstas no cuentan con instrumentos efectivos de fiscalización, serán letra muerta para poder defendernos de los abusos.
Una Nueva Institucionalidad Laboral que constituya un nuevo trato con los trabajadores y trabajadoras en Chile.
Esta demanda, este anhelo y objetivo, sin duda que requiere de un paso esencial: Contar con sindicatos fortalecidos y legitimados, sindicatos con poder, que puedan ser una contraparte no solo activa sino también que cuenten con derechos claros para poder dialogar en igualdad de condiciones.
El sindicalismo le hace bien a los países y es un instrumento necesario no solo para mayor igualdad social, sino también necesario para una democracia plena. Por eso, si queremos avanzar en la reforma estructural en materia de relaciones laborales, el primer paso debe ser devolverle el poder y derechos a los sindicatos.
Por eso saludamos lo propuesto en el programa de la Nueva Mayoría sobre las reformas laborales, pues no siendo la Nueva Institucionalidad Laboral que la CUT demanda, establece como pilar el fortalecimiento de los derechos colectivos garantizados a través de los instrumentos de organización sindical.
Ley de pisos mínimos, fin al reemplazo en la huelga, titularidad sindical, son propuestas con las que no pueden estar en contra quienes han luchado por décadas para recuperar estos derechos.
Terminar con el abuso del multirut es por cierto, también, una materia que hemos anhelado como movimiento sindical y por tanto, que no nos resulta indiferente, más aún cuando lo que se establece en la indicación enviada por el Ejecutivo no es solo la identificación del empleador común, elemento avanzado en tribunales durante estos años, sino por sobretodo la obligatoriedad que impone al empleador de tener que negociar con los trabajadores en base a la organización que estos quieran darse. Esta última materia, no resuelta por los juicios laborales.
Es evidente que avanzar en estos pasos no significa tarea cumplida para la Central Unitaria, avanzado este camino nos queda aún por transitar hacia el debate de fondo, el estructural, la Nueva Institucionalidad Laboral. Pero como central no nos perdemos en este debate: lograr esta institucionalidad laboral depende en gran medida que se avance en estos temas hoy.
Materias sentidas por los trabajadores están avanzando, porque la desigualdad se consolida también en el mundo del trabajo y eso ya no sólo lo sostenemos como CUT sino que hemos logrado que se convierta en una visión compartida por muchos.
En los próximos meses enfrentaremos el debate del salario mínimo, tenemos la certeza que será un debate verdadero, no como el gobierno pasado que no quiso dialogar. Creemos que en esta ocasión están las condiciones para hacer un debate franco y en toda su magnitud, que además de discutir una cifra, discutamos lo que es una verdadera política salarial para Chile. Debemos avanzar en un debate que permita terminar con el dato revelador de las encuestas, que señalan que del 100% de pobres en Chile, el 80% de ellos es asalariado, este es el debate de fondo y al que se debe apuntar en los próximos años.
Nuestra carta de navegación, además, nos plantea no solo el desafío de avanzar en más y mejores derechos laborales sino también en mayor dignidad para el trabajador no solo estando activo sino también al momento de jubilar.
Lo hemos sostenido siempre así y lo volvemos a reafirmar: No somos partidarios de una AFP estatal y quienes quieran tergiversar o simplemente mentir sobre la posición de la CUT, le hacen un flaco favor a la lucha por un nuevo sistema de pensiones que es nuestro anhelo también. Sabemos que este es probablemente uno de los debates más difíciles que debamos enfrentar, pues serán muchas las voces que querrán acallarnos y tratar de imponernos que es imposible un cambio de esta envergadura. En este debate se pondrá a prueba nuestra capacidad como movimiento sindical de actuar tras los objetivos comunes sin mezquinos intereses y pensando en el bien de todos y todas.
Por lo pronto, tenemos un primer y gran desafío, tras el anuncio el día martes por parte del Gobierno de la constitución del Comité de Expertos Nacionales e Internacionales, que debatirá sobre el sistema de pensiones y ante la disposición expresada de que no habrán temas vetados en este espacio, es que asumimos como CUT que tenemos una gran oportunidad para abrir el debate sobre pensiones no sólo dentro de los marcos del actual sistema sino incluso la posibilidad cierta del fin y cambio de éste.
Dependerá de nuestra capacidad, también, que este debate de cara al país no solo sea de consignas sino que lo asumamos con toda la responsabilidad que implica y con propuestas contundentes. Los plazos están definidos: en octubre la comisión deberá entregar su primer informe y en enero del 2015 entregar sus conclusiones. Nos apremia el tiempo, no hagamos que mezquindades detengan nuestro avance en esta materia.
Pero es claro, ninguno de estos debates estará exento de polémicas y tensiones, lo estamos viendo de manera concreta en torno al debate tributario. Las primeras declaraciones del Presidente de la SOFOFA al conocerse el proyecto del Ejecutivo y los posteriores ataques de la derecha más retrograda y conservadora de este país, son una clara señal de que no serán debates fáciles los que enfrentaremos.
En ese sentido, nos enorgullece como Central ser un actor protagónico en este debate no sólo porque es nuestro tercer eje para el período, sino porque como trabajadores pagamos impuesto en cada cosa que consumimos. A través del IVA hemos hecho siempre nuestra contribución al país y nos parece justo y no nos quedaremos impávidos, ante un sector minoritario de nuestro país que siente tocado sus intereses hoy y que incapaz de enfrentar con transparencia este debate, dice buscar proteger a la clase media.
Señores, la clase media en este país somos los millones de trabajadores precarizados, son más del 50% de los trabajadores que ganan menos de 300.000 pesos al mes, son los profesionales proletarizados que se han endeudado en grandes sumas por el derecho a estudiar y hoy ganan muchos menos de lo que corresponde con su nivel de especialización.
No nos equivoquemos, la clase media no es la afectada por esta reforma. Lo son el 1% de este país que se lleva más del 30% de lo que se produce en Chile, son los más acomodados que entre 1990 y el 2011 han visto acrecentados sus ingresos en un 78% mientras que los pobres no los han incrementado ni en un 1%, tal como lo señala la encuesta CASEN. Son los grandes capitales que por la vía de la elusión y evasión ganaban más y más utilidades sin que éstas fueran repartidas entre sus trabajadores ni menos aportando al Estado lo que corresponde.
Por eso, pese a que no han sido contenidas todas nuestras propuestas en el proyecto de ley del Gobierno, sin temores apoyaremos este primer paso por una justa tributación. Si aquí hay algunos que pretenden seguir ganando a costa de quienes hemos tributado toda la vida, desde esta tribuna les decimos que el movimiento sindical agrupado en la CUT no será cómplice pasivo de ello.
Hablemos francamente, los trabajadores y trabajadoras, el 90% de los chilenos, aquellos que vivimos de nuestros salarios, pagamos nuestros impuestos; los pagamos por medio del IVA en nuestro consumo y aquellos que pagan impuestos a la renta lo hacen sin acceder a ninguna de las formulas elusivas que utilizan los que obtienen grandes utilidades del capital. La reforma viene a corregir inequidades que benefician a las grandes empresas y al 1% más rico del país.
Chile necesita una Reforma Tributaria ¡ahora!, y necesita instituciones fiscalizadoras fuertes para garantizar el justo pago de impuestos. Nada más, pero nada menos. Llamamos a los trabajadores a informarse y a movilizarse para respaldar la reforma tributaria, que es el primer paso para avanzar en equidad y justicia social.
Si hoy, ante un compromiso adquirido por el Gobierno con la ciudadanía, hay voces que se levantan con tanta fuerza para defender los intereses de unos pocos y atacar a quienes queremos cambios profundos para Chile, imaginemos el escenario complejo que deberemos enfrentar en el marco del debate de la reforma educacional que garantice el derecho a educación para todas y todas, para nuestros hijos e hijas, o el de una nueva constitución construida en democracia y que garantice el respeto a todas y todos sin distingo de raza, sexo, color, ideología, donde todos podamos ser parte de su construcción, estando o no representados en el parlamento.
No son tiempos calmos, pero un país que quiere transitar hacia una democracia plena, no debe temer a estos debates. Se acabó el tiempo en que al que pensaba distinto se le exterminaba. Hoy podemos debatir de frente y discrepar, muchas veces podremos tener diferencias, pero no podemos seguir presos, por una gobernabilidad mal entendida, a los caprichos y garantías de un sector minoritario de nuestro país.
Chile quiere cambios y transformaciones y el movimiento sindical agrupado en la CUT está comprometido con estos cambios y no vacilaremos en ser actores protagónicos de estos debates, con toda nuestra fuerza y convicción, pero también con nuestras propuestas y aportes. Lo volvemos a repetir: seremos los más leales con los cambios que Chile demanda y los que más presionaremos desde todos los espacios.
No abandonaremos las calles, si se trata de defender la posibilidad cierta de un Chile más justo y con derechos para todos y todas.
Habrá muchas voces que nos criticarán, habrá muchos agoreros del pesimismo, muchos pretenderán afectar nuestra disposición y energía para enfrentar este tiempo de disputas con la alegría de estar viviendo un tiempo privilegiado para nuestra patria.
Frente al recuerdo de los miles de trabajadores muertos por defender los derechos laborales, de nuestros cientos de detenidos desaparecidos por luchar contra este modelo depredador, por el peso de la historia de un movimiento sindical que ha sido fundamental para avanzar en proyectos de mayorías en nuestro país, es que no nos vamos a permitir ser derrotados.
No nos permitiremos ser cómplices pasivos en un tiempo lleno de oportunidades y lidiaremos con todas nuestras fuerzas por que Chile derrote la desigualdad dolorosa que hoy vivimos.
Y estamos avanzando en ello, la reincorporación tras 41 años del sindicato de actores y actrices a la CUT es señal de que avanzamos, la afiliación de los sindicatos de trabajadoras de casa particular también lo es. La elaboración de nuestra agenda de género es otro elemento claro de que no estamos equivocados en el camino que transitamos, el logro de la federación de trabajadores subcontratados de Angloamerican de la mano de la CTC y la coordinadora minero metalúrgico energético es un avance inédito en estos tiempos.
En cada uno de estos hitos mencionados y tantos otros que se escapan a la memoria hoy, se refleja que no somos minoría y que hoy más que nunca es importante organizarnos para defender un proyecto país distinto.
Pero como entendemos los desafíos del periodo, también entendemos que la sola conquista de leyes para recuperar el poder de los sindicatos no es suficiente. Se requiere de una acción decidida de nosotros mismos, de ustedes, los militantes de sindicatos y asociaciones, para tener más poder.
El nuevo ciclo social y político que se levanta en nuestro país, no transcurre de las puertas de las organizaciones hacia fuera, también nos remece a nosotros como organización y por tanto, no solo se trata de emplazar y presentar propuestas, también debemos sentirnos llamados a fortalecer nuestra organización. Para luchar más y mejor, es que nos hemos planteado una campaña nacional de fortalecimiento y sindicalización para llegar al próximo primero de mayo con un millón y medio de trabajadores afiliados a la CUT.
Chilenos y chilenas, cuenten con el compromiso de este movimiento sindical que no descansará hasta ver en cada rostro de nuestros niños y niñas, la felicidad de un país más próspero e inclusivo. Porque finalmente de eso se trata esta lucha, de garantizar para todas y todos derechos que hoy nos parecen imposibles. Atrevámonos a romper con los límites de los posible y soñemos un Chile mejor, pues nada ni nadie podrá derrotarnos si hacemos realidad estos sueños.
Muchas Gracias
Bárbara Figueroa Sandoval
Presidenta Central Unitaria de Trabajadores
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