El capricho presidencial que está dejando sola a la DC

Este domingo se proclamó oficialmente a Alejandro Guillier como el candidato presidencial del Partido Comunista. Con esta ratificación, el senador por Antofagasta se convierte en el representante de radicales, socialistas y comunistas, a la espera de lo que haga el PPD.

Con la acción, también, se deja al descubierto la soledad DC: ninguna novedad considerando los antecedentes que llevaron al partido de Carolina Goic a optar por la no realización de primarias presidenciales.

A seis meses de la elección presidencial, el otrora más grande partido político está a la deriva. No sólo por sus problemas internos, entre quienes quieren mantenerse en el bloque de la Nueva Mayoría y los que buscan el tan añorado camino propio; sino (también) porque su carta a La Moneda podría verse humillada ante al menos tres de los otros competidores, pudiendo salir en cuarto lugar, tras Piñera, Guillier y Beatriz Sánchez.

A esta altura y con esos pronósticos, el discurso de recuperar el denominado “centro político” pierde total sentido y relevancia, principalmente, cuando los dos candidatos mejor posicionados en las encuestas también tienen votantes de ese sector.

El caso del expresidente es el ejemplo más claro de esta realidad. Fue la propia Mariana Aylwin la que reconoció la cercanía de Sebastián Piñera con ese centro electoral. Si bien hoy su discurso es  representativo de la derecha, es innegable que en las elecciones de 2009 fueron muchos centristas quienes le dieron el apoyo.

Pero el empresario no es el único que toma votos del centro social. Por más que sus críticos se esfuercen en poner a Alejandro Guillier a la izquierda del espectro político, el senador independiente no representa (en ningún caso) a este bloque. Sus electores probables serán seguidores de los partidos que lo apoyan, pero también gente de centro que se identifica con el bloque de gobierno.

Por lo tanto, el argumento DC también carece de lógica política: ¿Quién votará por ellos si hay dos candidatos que ganan simpatías (más de derecha y más de izquierda) del mismo sector que ellos disputan? Dicho de otro modo, ¿cuántos no militantes verán en Goic una verdadera alternativa?

Pero ese no es el único inconveniente de la candidatura. A la obsesión por el “centro” se suman la falta de propuestas concretas. La carta DC y su equipo han esquivado exponer su posición en los principales debates nacionales, como la reforma a la educación superior. Postura que mantienen sin atreverse a reconocer que hoy son ellos los del candidato sin propuestas.

Orrego: el temor latente

Pese a los obstáculos, hay quienes insisten que la mejor solución de la Democracia Cristiana es la papeleta de noviembre. Con ello se evitaría repetir el bochorno político de Claudio Orrego en las primarias de 2013. El cuarto lugar del hoy Intendente caló hondo en el orgullo falangista.

Por años hicieron meas culpa para explicar la derrota. El diagnóstico fue que la DC le falló a su candidato, toda vez que no consiguieron alinear a toda la militancia tras de él.

Sin embargo, el dos por ciento que Carolina Goic marca en las encuestas echa por tierra el argumento. Hoy, todos alineados con la Senadora, están ad portas de volver a sucumbir.

Las preguntas que se abren, son más que las respuestas que las huestes demócrata cristianas están dispuestas a contestar. Más cuando con el proceso del refichaje se constató que han perdido fuerza política, raigambre en la sociedad, a diferencia del PC (sus enemigos en la Nueva Mayoría) que hoy gozan de buena salud y ostentan ser el partido con más militantes en Chile.

Todo por el poder

Así, y haciendo una radiografía (tan de moda por estos días) a la DC, podríamos concluir que están enfermos de poder y nostalgia.

Los líderes falangistas son incapaces de entender qué es lo que está pasando. ¿Ceguera o profunda desconexión de la cabeza con el cuerpo?, quien más que los propios demócratas para responderlo.

Desde fuera, un dato para ayudar a contestar: en medio de la Junta Nacional, Carolina Goic pronunció un discurso, una arenga, en la que le decía a sus compañeros de partido que la Nueva Mayoría no podía subsistir sin ellos, sin El Centro.

A una semana de la reunión, el resto de los miembros del bloque coinciden con la senadora. Por eso han decidido seguir adelante, todos juntos, dejando a la DC sola, mirando al rincón. 

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