Para mediados de noviembre el Senado acordó votar en sala la idea de legislar la reforma al sistema electoral binominal.
El proyecto ya dio su primer paso para ser despachado en la Cámara Alta, luego que el martes pasado fuera aprobado en general -por cuatros votos a favor y una abstención- en la Comisión de Constitución.
Sin embargo, una vez sorteada la idea de legislar se abrirá un nuevo plazo para que los senadores o el mismo gobierno presenten sugerencias para modificar o corregir el proyecto. Recién entonces la reforma entrará en una fase decisiva, que obligará a cada senador a pronunciarse sobre los artículos de la iniciativa.
Así, los senadores estiman que la tramitación de la reforma que reemplaza al sistema binominal se extenderá, por lo menos, hasta diciembre en la Cámara Alta.
Este plazo no es casual. Pese que había interés del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, de sacar la reforma en octubre o noviembre, por dificultades en la negociación gobierno y senadores acordaron enfriar la discusión, dado que ahora deben concentrarse en la Ley de Presupuesto y en los cambios a la legislación antiterrorista.
Este escenario no incomoda a algunos senadores, ya que daría más tiempo para tratar de conseguir un acuerdo con RN, independientes e incluso la UDI.
“Si RN se abre a un acuerdo, probablemente esto pueda convertirse en ley antes de fin de año, sino obviamente va a ser bastante más complejo”, afirmó el senador independiente Pedro Araya.
En tanto su par RN Alberto Espina dijo que “se ve muy difícil llegar a un acuerdo con el gobierno, el proyecto no está hecho de buena fe para generar una competencia leal, sino para subsidiar a la Concertación”.
Mientras que el UDI Hernán Larraín es partidario de explorar la forma de mejorar la iniciativa. “No es un buen proyecto, contiene errores muy delicados y esperamos hacer todo lo posible por corregirlos”, señaló el jefe de bancada gremialista.
Aunque desde el Ejecutivo aseguran contar con los 23 votos necesarios para aprobar la reforma tanto en general como su articulado, eso podría dar espacio para que surjan disidentes en la Nueva Mayoría, exigiendo nuevos cambios, con lo que se corre el riesgo de que el proyecto quede “mutilado”.
De hecho, en las últimas semanas algunos senadores oficialistas, que representan a zonas extremas, exigieron subir a tres los escaños senatoriales de Arica, Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Aysén y Magallanes.
En ese sentido, la composición del Senado es uno de los nudos principales de la discusión, junto al financiamiento de los nuevos parlamentarios y la ley de cuotas y su efecto en las primarias.
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