Por Marcela Castro/Doctora en Derecho Internacional y Relaciones internacionales y Licenciada en Humanidades con Mención en Historia (U de Chile) El miércoles 26 de noviembre de 2014, se hizo una interpelación al actual ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre. ¿Qué es una interpelación? Es una herramienta de fiscalización del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo. La Cámara de Diputados, ciñendose a lo establecido en la Constitución (artículo 52), puede exigir a un ministro que responda sobre ciertas materias relativas a su cargo. Para concretar una interpelación, como dice la misma página del Congreso Nacional, se requiere de la aprobación de un tercio de los diputados en ejercicio. Una vez concretada, supone dos obligaciones para el ministro en cuestión: primero, asistir a la sesión convocada, y segundo,responder al cuestionario de los parlamentarios. O sea, se necesita bastante esfuerzo para conseguir que un ministro vaya a dar explicaciones. ¿De verdad esta mujer cree que habló por todos los que no estamos de acuerdo con la reforma? Porque si eso piensa, está delirando. Y nos hizo perder tiempo a muchos que esperábamos que por una vez, solo por una vez, se tomara con seriedad el tema de la educación en Chile por parte de nuestros parlamentarios y nuestros ministros. Ayer se nos confirmó que eso es imposible. Muchas personas que trabajan en educación, y muchos que estamos muy preocupados por el rumbo de la Reforma Educacional, queremos hacerle más de alguna pregunta a Eyzaguirre. Pero ¿quien las hizo? Una diputada que estaba más preocupada de su maquillaje y de como vestir que de lo que estaba diciendo, María José Hoffmann. No importa si es de la UDI o de RN o de Punta Arenas, lo grave es que unos días antes dijo “estoy en el Congreso me he especializado en los temas de educación; me tocó presidir la comisión del ramo el 2011 y el 2013.” ¿En serio? No se notó, en absoluto, como tampoco el supuesto asesoramiento de la Fundación Jaime Guzmán, o el de Vasco Moulian . Porque no habló de las ATE, no habló del hacinamiento en las escuelas públicas, ni de un juramento formal de que habrá profesionalización de la carrera de profesor (y no que estudie la carrera alguien que apenas obtiene 500 puntos en la PSU). Ni siquiera fue capaz de decir nombres de colegios reales afectados por la reforma. ¿Algunos colegios van a cerrar si se promulga esta reforma? Sí, pero varios los han hecho antes de ella, y más estos últimos años, porque así lo decidieron los alcaldes. ¿Habló la diputada de cómo esta reforma va a redundar en los Planes Anuales de Desarrollo de la Educación Municipal (PADEM), que han sido usados como la forma legal de cerrar colegios de los alcaldes? ¿Habló la diputada de cómo el Ministerio pretende realmente sancionar a sostenedores como Raúl Araya Rojas, que decidió cerrar el colegio especial Cedin de La Serena en el año 2013 de un día para otro? ¿Cómo se sancionaran a los padres o tutores que no obliguen a sus hijos a terminar la educación? Porque la diputada se lleno la boca sobre los derechos de los padres a elegir, pero cero mención al hecho de que la deserción escolar es de alrededor del 45%. Y lo que se plantea al respecto de este tema en el proyecto de reforma es tan superficial, con casi soborno para que los jovenes no se vayan del colegio, que merecíamos todos oir al ministro decir qué es lo que se hará al respecto. ¿Alguna mención al SIMCE? Ninguna. Eyzaguirre no dijo nada, porque nada se le preguntó. Se le lanzaron los slogans de Confederación de Padres y Apoderados de Colegios Particulares Subvencionados (Confepa), se habló de la destitución de Harald Bayer (¿a cuento de qué? nadie lo sabe). ¡Vamos! ¿como esperaba esta mujer que se la tomara en serio si comenzó su labor con “17:17.- ¿Se siente capacitado de elegir la educación de sus hijos? ¿o se deja seducir por el color de su pelo?” ¿Qué pregunta es esa? Ni siquiera usó a su favor lo que para todos los que estabamos viendo el debate era un claro ejemplo de la necesidad de tratar este tema con más seriedad, y que Ricardo Israel resumió muy bien: “Las barras bravas que estaban allí invitadas por los propios diputados fueron la mejor evidencia de los problemas de nuestra educación”. ¿De verdad esta mujer cree que habló por todos los que no estamos de acuerdo con la reforma? Porque si eso piensa, está delirando. Y nos hizo perder tiempo a muchos que esperábamos que por una vez, solo por una vez, se tomara con seriedad el tema de la educación en Chile por parte de nuestros parlamentarios y nuestros ministros. Ahí se nos confirmó que eso es imposible. ¿No cree la diputada Hoffmann que ya hay suficiente aborrecimiento contra los congresistas, para haber cometido semejante error? “Ministro, míreme”, fue lo único que se le oía repetir, ¿de eso se preocupó, de que Eyzaguirre la mirase, por eso tanto arreglo fisico?. Porque no se preparó, no dijo nada realmente importante, nada que mereciera este show, nada. Una de las reformas mas relevantes para nuestra sociedad, y la diputada no se lo tomó en serio, solo la uso como lucimiento personal. Pues bien, señora, se lució. Y decepcionó a muchos de los votantes de derecha y a muchas personas, que ven como sus partidos van de mal en peor. Porque elegir a la que ni siquiera sabe escribir “de vuelta”, “subvención”, o “educación” fue la guinda del pastelazo de ayer. Gracias por probarnos que no contamos con los partidos políticos o con nuestros congresistas ni siquiera para elegir bien a quien interpela a un ministro.
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