Estudio de Clapes UC mostró que la presencia del segmento que llega hasta los 65 años aún no recupera su nivel prepandemia. Y entre los cincuentones significa un retroceso de 14 años.
Una notoria disminución en la cantidad de hombres activos en el mercado laboral detectó un estudio de la investigadora de Clapes UC, Carmen Cifuentes. Determinante en este descenso es el segmento que tiene entre 50 años y 65 años.
Este grupo etario -que representa cerca de un cuarto de la fuerza laboral masculina en el país-, presentaba una participación laboral media móvil de 88,5% en el trimestre anterior a la pandemia, mientras que en la actualidad es de 85,3%.
Considerando todas las edades, la participación de los hombres era 73,5% antes del Covid-19, unos 21 puntos porcentuales (pp.) más que la femenina (52,6%). Y si bien en ambos casos, el bajón fue significativo en 2020, las mujeres prácticamente ya casi se han puesto al día.
Esto, precisa Clapes UC, significa que el retorno a cifras prepandemia requiere -en promedio- que cerca de 162 mil hombres ingresen a la fuerza laboral, lo que se reduce a 33 mil en el caso de ellas.
Las posibles razones
El análisis plantea que todos los subgrupos de edad entre 50 y 65 años exhiben tasas menores a los previos a la crisis sanitaria, lo que sugiere que una proporción significativa de hombres ha salido del mercado laboral de manera “permanente”. Pero agrega que “es especialmente preocupante” el caso de quienes tienen entre 50 y 59 años, pues incluso su participación laboral es inferior a la vista en 2010. Es decir, han retrocedido 14 años.
Para este grupo, el promedio anual de la tasa de participación laboral pasó de un 89,3% en el año 2010, a un 87% en 2023.
Por nivel de enseñanza, una dimensión que se relaciona al nivel socioeconómico advierte Clapes UC, las cifras indican que aquellos con educación media o inferior exhiben hoy una tasa de participación laboral menor tanto a la prepandemia como a la de 2010. Aquellos con posgrado, en cambio, incluso están por encima de las cifras de 2010.
Al profundizar en las causas de inactividad, el estudio de Cifuentes observa un cambio en el tiempo. Mientras ha disminuido la proporción de los hombres que están inactivos debido a la jubilación o pensión -que es un elemento presente-, se ha notado un incremento en la proporción de los que no participan en el mercado laboral debido a responsabilidades familiares o problemas de salud.
En la actualidad, cerca de la mitad de los hombres inactivos entre 50 y 64 años responde a estas razones, en circunstancias que 2010 esa proporción apenas superaba un tercio.
Adicionalmente, opina Cifuentes -quien también miro lo sucedido en EEUU- es probable que otros factores asociados a la demanda de trabajo estén contribuyendo a la menor participación laboral de los hombres en este rango de edad.
Aquí menciona el aceleramiento de los procesos de automatización, especialmente de las ocupaciones menos calificadas, lo cual es consistente con la caída más pronunciada de la participación entre quienes poseen un nivel educativo inferior.
A lo anterior suma el menor crecimiento económico que ha exhibido el país durante los últimos años, que señala ha limitado la capacidad de las empresas para crear o mantener empleos.
Los riesgos
Cifuentes plantea que esta situación debe ser motivo de preocupación por diversas razones. Primero, porque la disminución de la participación laboral es relevante para el crecimiento económico potencial, además de tener un efecto negativo sobre los ingresos de los hogares.
La inactividad, añade, puede derivar en un empeoramiento de las condiciones de salud tanto físicas como mentales a largo plazo.
En el contexto de un país con una población en envejecimiento, la analista advierte que una caída en la participación laboral puede además socavar la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social.
“Es importante revertir la trayectoria descendente en la participación laboral masculina”, sostiene el estudio.
Para ello, es perentorio profundizar en los problemas de salud que están afectando a los hombres de este rango etario para diseñar e implementar políticas tanto preventivas como de recuperación.
Asimismo, es crucial seguir avanzando en políticas de cuidados, así como fomentar acciones de capacitación, reconversión y reinserción laboral.
Fuente: El Diario