El pasado 27 de noviembre un grupo de senadores oficialistas y de oposición -liderados por Alfonso de Urresti (PS)- presentó la esperada reforma al sistema político. En concreto, el proyecto apunta a dos aspectos relevantes: establecer un umbral del 5% de los votos para acceder a escaños en la Cámara de Diputados y una norma que remover a aquellos parlamentarios que renuncien o sean expulsados de sus partidos.
La propuesta, sin embargo, no fue bien recibida por todos los partidos políticos. Aquellos que se verían amenazados por el umbral del 5% acusaron que se estaría buscando “levantar una barrera de entrada a nuevos actores” y “evitar la competencia democrática”.
Sobre esto reflexiona la senadora y presidenta del Partido Socialista (PS), Paulina Vodanovic, quien defiende la necesidad de dar la discusión sobre reformar el sistema y así “buscar la mejor fórmula para que los partidos políticos sean un mejor instrumento para la democracia”.
-Algunos expertos y parlamentarios han puesto el foco en que el sistema está en crisis debido a la extrema fragmentación, el discolaje y la dificultad de alcanzar acuerdos. ¿Es el análisis que ustedes también hacen para presentar este proyecto?
El senador (Alfonso) de Urresti, como presidente de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, lo viene promoviendo hace bastantes meses. La idea de este proyecto es poner en discusión el tema. Se ha formado bastante polémica, incluso entre parlamentarios que deberían estar acostumbrados a que esto es el inicio de una discusión. Están las instancias pertinentes para hacer las modificaciones a la ley, y esto no es contra los partidos ni contra nuestros aliados, como algunos lo han querido ver, sino más bien para solucionar ciertos temas que hoy día vemos que son complejos en las tramitaciones en el Congreso.
-Usted habla de la molestia que se propicia a propósito del umbral del 5%. ¿Qué solucionaría del actual sistema esa medida?
De partida, la propuesta no rige en lo inmediato porque hay un transitorio que permite que por primera vez, es decir, en la elección próxima del año 2025, sea con el 4% y además que sea con la presencia de 8 parlamentarios o diputados en total puedan permanecer legalmente. Esta norma que se propone evidentemente no es suficiente ni total. Pero esta es una reforma constitucional tiene que ver con dos aspectos que están íntimamente relacionados porque finalmente si un partido puede desaparecer porque no tiene parlamentarios, evidentemente que si el parlamentario se va del partido, el cupo tiene que permanecer en quien lo eligió.
Y aunque es verdad que esto solo no va a solucionar los problemas de fragmentación que tenemos, también hay normas legales que son aquellas que se están trabajando en esa mesa de los presidentes del oficialismo que va a ser convocada próximamente por el ministro Álavaro Elizalde donde vamos a trabajar en conjunto para buscar la mejor fórmula para que los partidos políticos sean un mejor instrumento para la democracia.
Pero esta reforma no es una provocación ni una agresión, como algunos lo quieren ver, sino que tiene que ver con una invitación al diálogo sobre cómo vemos que hoy funciona el Congreso.
-Hay quienes ven en esta reforma una manera de eliminar a los partidos pequeños del Congreso y darle más poder a los grandes. ¿Es así?
Yo creo que hoy día hablar de partidos grandes y partidos chicos no corresponde. Lo que nosotros tenemos que avanzar es a que los partidos políticos sean representativos de mayorías, sean representativos de ideas que tengan un asidero social. Y aquellos partidos que son más de nicho, mi intención al menos no es que desaparezcan, porque eso sería tapar el sol con un dedo. Ellos representan ciertas ideas, representan una porción importante de la ciudadanía y por lo tanto lo que podemos buscar para una mejor organización política es, por ejemplo, trabajar como federaciones, que es una propuesta muy interesante que ha hecho el diputado Jaime Mulet y que a nosotros nos gusta y que podríamos avanzar en eso. Así también se lo hemos dicho al ministro Elizalde, que este proyecto de ley pueda tener un curso donde se le ponga urgencia por parte del gobierno.
-¿Y este análisis de que falta gobernabilidad, faltan acuerdos, no es más un problema de la calidad de los políticos más que del sistema político?
Yo creo que la política hoy en día es compleja porque muchas veces no se quiere correr riesgo, no se quiere decir lo que uno piensa o tomar decisiones que pueden afectar, porque pareciera ser que todo se hace midiendo las redes sociales, midiendo el impacto en las encuestas, más allá de la solución que uno tiene que instalar. Por lo tanto, efectivamente, podemos buscar todas las fórmulas académicas para mejorar el sistema político, pero también esto pasa por una conducta política donde tengamos respeto a la palabra y a los compromisos que adquirimos, y a que estemos dispuestos a hacer a veces lo que no es popular, pero que sí es lo correcto. Yo creo que el populismo le hace mucho daño a la política.
-Se ha planteado que esta reforma sería prácticamente volver al binominal, porque podría pasar que en un determinado distrito la primera mayoría no sea electa porque su partido no alcanza el 5%. ¿El proyecto no distorsionaría el sistema representativo que tenemos hoy en día?
Todos los sistemas en abstracto tienen pros y contras. Volver al binominal evidentemente es imposible porque el binominal tiene otra formulación que no es aquella que estamos buscando. Cuando se hizo el cambio al sistema proporcional se pensó en la incorporación de muchas fuerzas políticas que quedaban fuera precisamente por el sistema binominal. Yo creo que la democracia requiere la expresión de todas estas fuerzas, pero que también se requiere para poder avanzar una mayor coordinación y eso se puede conseguir fácilmente a través de las federaciones y de las fusiones de partidos que obviamente son voluntarias, nadie va a obligar a nadie a fusionarse.
Lo importante es que podamos debatir esto. Finalmente la democracia es así, pero no estoy de acuerdo que se instale esta forma como de banderazos de los partidos de fútbol, porque se instala de inmediato un mal ambiente antes del debate. Si están los votos se gana, si no están los votos se pierde. Pero no esta cosa que se formula en muchos proyectos de ley, que es hacer estas discusiones por la prensa.
-Presentar la reforma en este momento parece complejo porque ahora se empieza a negociar los pactos, las primarias, y hay partidos como Acción Humanista y el Partido Liberal que han manifestado su molestia, porque son partidos con poca representación parlamentaria. ¿No hay un problema a la hora de negociar o sentarse a dialogar en el oficialismo con este proyecto sobre la mesa?
La verdad es que nunca es el momento óptimo para esto, ni para hablar de plata, ni para tomar ciertas decisiones. Si uno esperara el óptimo, probablemente no haría nada. Y a veces hay quienes prefieren no tomar riesgos porque de esa manera no se forma una discusión. Yo creo que hay discusiones que hay que dar. Muchos de los que critican hoy día esto han ido a seminarios a decir que es necesaria la reforma política. Entonces no se puede decir en los seminarios una cosa distinta de la que uno está dispuesto a hacer o a defender en el Congreso.
Yo creo que nosotros, los partidos políticos, todos hoy día estamos desafiados, estamos cuestionados, la política está en un momento crítico y por lo tanto el desafío para todos los partidos es encantar a más ciudadanos, buscar acuerdos, buscar propuestas que les sean atractivas y no pelear entre nosotros porque la verdad es que si hay algo que la gente no quiere es precisamente estas discusiones endogámicas donde no avanzamos en ninguna medida que sea útil a la ciudadanía.
-En cuanto al otro aspecto importante del proyecto, la norma anti díscolos, que establece que si un parlamentario se va del partido o es expulsado, pierde el escaño; esa norma de la expulsión, ¿no limita el accionar de los parlamentarios, por ejemplo, en votaciones o en discusiones?
Bueno, esto plantea un desafío mayor, que es el de tener tribunales disciplinarios al interior de los partidos que cumplan con los estándares del debido proceso y con las normas constitucionales de nuestro país. La verdad es que hoy día la justicia interna creo hay que revisarla. No siempre se cumple con los máximos estándares, lo que nos plantea el desafío de repensar cómo se llega a una expulsión. Expulsar a un militante o a un parlamentario tiene que ser por motivos graves, pero el caso más frecuente no es tanto el de la expulsión, sino el de la renuncia. Y se ha hecho muy común que algunos usan un partido político y sus recursos para ganar un escaño y luego al poco andar deciden iniciar un proyecto político propio pero siendo ya parlamentarios. A mí me parece que eso más allá de que lo sancione o no la ley, no corresponde.
-En torno al primer caso que hablábamos, ¿no se carga mucho la balanza hacia el partido, el que da las líneas para legislar?
Bueno, los parlamentarios son mandatarios de los partidos políticos y mandatario significa que uno representa el interés de otro. Por lo tanto, el parlamentario que quiere representarse a sí mismo tiene que ir como independiente y tener una plataforma personal, pero no usar al partido político y a los principios que inspiran la formación y funcionamiento de ese partido político para sus fines personales
-¿El proyecto ya lo conversaron con el gobierno?
La reforma se ingresó y se conversó ayer en el comité político. Pero más allá de esto, nosotros tenemos que ver otras normas que tienen que ver precisamente con la disciplina partidaria, con los independientes, con los requisitos para formar partidos políticos, con el financiamiento de los partidos políticos en formación, cosa que a mí me preocupa particularmente desde el punto de vista de la seguridad y del crimen organizado. Sabemos cómo en otros países la entrada de recursos del narco a través de partidos políticos de formación se instala, de manera tal que aquí también hay que revisar e instalar normas muy duras y drásticas para impedir aquello.
Por lo tanto, hay una serie de reformas legales que son las que tenemos que conversar y por cierto todas aquellas que permitan la convivencia de todos los partidos independientemente de su número de militantes y de representantes en el Congreso que subsistan, pero que nos permita hacer un trabajo mucho más coordinado y orientado a la solución de los problemas de la ciudadanía.
-Lo pregunto de otra forma, ¿el gobierno debería liderar esta discusión sobre el sistema político?
A mí me parece que es un tema que si bien no es prioritario para la ciudadanía, sí los efectos de ello pueden impactar positivamente en las personas. Por lo tanto, por cierto, debiera haber un liderazgo desde el gobierno para que confluya los intereses de todos los actores, que son muchos y muy distintos, en una buena solución para que los partidos políticos sean un mejor instrumento para la democracia.
Me parece también, y coincido en este aspecto con Lautaro Carmona (presidente del PC), cuando ha planteado que se requiere más democracia. Por ejemplo, en participación ciudadana, en normas que permitan que las personas o ciertos temas puedan ser plebiscitados, que tengamos una democracia mucho más activa y sana, que no se limite a las elecciones cada cuatro años.
-¿Y en el comité se dio alguna señal del gobierno? El ministro Elizalde también es del partido es militante del PS, podría jugar un rol importante…
Bueno, el ministro Elizalde ha dicho que va a convocarnos a esta mesa de trabajo y que vamos a avanzar en estas propuestas que hemos formulado con un trabajo importante de Leonardo Cubillos, presidente del Partido Radical, que ha encabezado esta mesa técnica donde se han establecido todas las normas que tienen que ver con reformas al sistema político y que finalmente vamos a tomar aquellas en las que haya un mayor consenso, pero siempre pensando en cómo los partidos políticos servimos de mejor manera al país y a la democracia.