
Dirigentes describen episodios de violencia como balazos fuera de la casa de uno de ellos tras rechazar una oferta millonaria para dejar su cargo sindical. Los trabajadores y una jefatura vinculan los hechos con la gerencia de la compañía.
9 de agosto de 2023. La Pintana. 22:oo horas. Cristián Lizana, delegado sindical de Transportes Transwell —empresa subcontratada por Embotelladora Andina, representante de Coca-Cola en Chile—, se encuentra en su casa junto a su pareja e hija luego de asistir al funeral de un familiar. Mientras descansa, afuera de su hogar se escuchan disparos. Ocho impactan en su vehículo que se encuentra contiguo a la pieza de la menor quien dormía a esa hora.
En conversación con Interferencia, el líder sindical asocia los hechos a una cuestión en particular. Relata que unos 15 días antes había rechazado una propuesta de 50 millones de pesos que Transportes Transwell, a través de su entonces jefe de operaciones, le había ofrecido para dejar su puesto como dirigente. También recuerda que hubo cercanos que le insistieron en que aceptara el ofrecimiento pues «algo malo» le podía pasar.
Pese a la gravedad de la amenaza, no era la primera vez que era amedrentado en su trabajo. Otro episodio que viene a su memoria ocurrió en las inmediaciones de la empresa, cuando fue amenazado por uno de los conductores de Transwell, Estiv Ulloa Del Río, con un bate de aluminio en presencia de guardias, jefaturas e incluso funcionarios de la Inspección del Trabajo que ese día se encontraban en el lugar.
«Fue en tono de broma», fue la respuesta que Lizana obtuvo desde la jefatura. «Le bajaron el perfil». En adición, Lizana comenta que se encuentra preocupado por el actuar de la Fiscalía pues no ha avanzado en la investigación del caso y que lo último que le informaron fue que intentaron notificar sin éxito a Ulloa.
Otro dirigente que también conversó con Interferencia, Gerardo Foquett, presidente de Fenasipec (Federación Nacional de Sindicatos de Peonetas Coca Cola y Ramos Conexos), señala que Estiv Ulloa Del Río (ahora desvinculado) fue defendido por la empresa porque él a su vez defendía a la jefatura de los dirigentes sindicales que abogaban por los derechos laborales de sus socios. De hecho, señalan que este «matón» —como lo nombran— fue el protegido de Raimundo Alcalde, gerente de operaciones y servicios de la embotelladora.
Varios trabajadores que conversaron con nuestra redacción de manera anónima, señalan que, por una parte, Ulloa nunca tuvo contacto directo con Alcalde, pues a través de intermediarios le decían cómo debía actuar en contra de los dirigentes. Pero otra fuente sostuvo que en diversas ocasiones fue el propio Alcalde quien señaló a Ulloa como su protegido en conversaciones informales con otras jefaturas.
Foquett hace memoria y recuerda un episodio que le llamó la atención. Describe que en medio de una reunión en que Alcalde estaba presente, otro dirigente sindical, Camilo D., le dijo: «Paren la mano con mi papi (sic)», algo inusual en el trato entre dirigentes y jefatura. «Estamos en la lucha contra la federación», fue otra de las frases que escuchó de este mismo dirigente sindical en relación con Fenasipec. «Vamos a buscar recursos donde Alcalde para luchar contra la Federación», fue otra frase que un jefe de Andina escuchó decir a los dirigentes que amenazaban a sus compañeros y que comentó a Interferencia bajo anonimato.
Otro incidente que rememora Foquett es el de un ex jefe que se encargó de llevar a cabo una investigación por pérdidas millonarias que ocurrían en la empresa. Tras su indagatoria, llegó hasta un grupo de trabajadores que entregaban sólo cargas en efectivo y que tras recibir el dinero devolvían el camión sin las cargas, pero estos eran registrados como si el cliente hubiese rechazado la carga en complicidad con quien recibía la guía de despacho.
Ante ello, este jefe realizó las consultas correspondientes, pero recibió amenazas de muerte que incluyeron fotos del jardín infantil de su hija y del lugar de trabajo de su esposa. Ahí decidió presentar una licencia y luego fue reubicado en otro cargo dentro de la empresa.
El presidente de Fenasipec, describe otro episodio de violencia ocurrido en mayo de 2023, en una de las bodegas ubicadas en ese entonces en Santiago Centro. Dos dirigentes sindicales que identificó como Ariel R. y José C. en compañía del gerente de recursos humanos de Retco (otra empresa subcontratista), Christopher N., intentaron provocarlo por las denuncias que había puesto como federación por el mal estado de los baños en la sucursal Renca de Coca Cola.
Foquett no respondió a las provocaciones. Según comenta «el objetivo era que yo me defendiera delante del jefe de recursos humanos para que ante tal episodio me despidieran». Recuerda que lo insultaron, comenzaron a empujarlo y luego le dieron un golpe que le dejó una marca cerca del pómulo. Asimismo, indica que la presencia de Naeter fue extraña, pues nunca estaba en dichas oficinas, lo que a su juicio explicaría la razón de vincularlo a un posible conflicto con otros dirigentes.
Pero el amedrentamiento no sólo se ha presentado en forma de acoso, amenazas y violencia directa, sino también en aislamiento. Lizana afirma que, una vez escogido como delegado de la Federación (Fenasipec), fue aislado de sus funciones, negándole la posibilidad de vincularse con otros trabajadores. La idea era evitar que tuviera contacto con el resto de los empleados, como una forma de contener su capacidad de organización. De hecho, comenta que incluso recibe su sueldo sin estar trabajando, que sólo va a la empresa durante un par de horas y luego se devuelve porque no le asignan ningún trabajo.
Respecto a los sueldos, Foquett afirma que entre los sindicalistas existe un acuerdo de palabra respecto a las remuneraciones, basado en que ninguno de ellos puede ganar más que los socios del sindicato. Sin embargo, sólo un puñado de dirigentes cumplen, pues el resto, según él mismo afirma, recibe sueldos que van desde $1.400.000 hasta los $2.400.000, muy por sobre el promedio salarial que se sitúa en torno a los $900.000. A su parecer, esto es una forma en que mantienen a los dirigentes «controlados» para no defender los derechos laborales de los socios del gremio.
Pero la conexión que Foquett y Lizana describen respecto a dineros recibidos por sindicalistas, que luego actúan en favor de los intereses de la empresa, no quedan ahí. Señalan casos particulares en que otros dirigentes son tentados por la compañía a través de sus finiquitos para que desistan de defender a los socios con montos que han oscilado desde los $40.000.000 hasta los $80.000.000.
Incluso, Foquett comenta su caso personal, pues luego de un juicio que tuvo contra le empresa por desafuero en el año 2022, tras el cierre de operaciones en la planta de Coca- Cola de Puente Alto finiquitaron a todos los trabajadores mientras él solicitó reubicación. En ese momento estuvo siete meses sin sueldo y para que dejara la Federación le ofrecieron una suma de $100.000.000 para que no continuara defendiendo al resto, mientras le argumentaban «que se preocupara de su familia». «Era una especie de soborno», añade.
Interferencia conversó con una jefatura de Andina que accedió a entregar su testimonio de forma anónima debido al temor a represalias en su contra. Esta fuente tiene contacto directo con el resto de las jefaturas y también con la gerencia de la empresa.
Este trabajador, que llamaremos Carlos González, comenta que en diferentes ocasiones fue testigo del vínculo entre gerencia, jefaturas y dirigentes que defienden los intereses de la empresa. A modo de ejemplo, señala que en determinadas situaciones, gerentes se referían a Foquett como un «tipo conflictivo» y si tenían a Ulloa trabajando para ellos era precisamente para «que los defendiera en caso de que se manifestaran en contra de la compañía».
Agrega que también estuvo en momentos en que un gerente señaló durante una movilización: «Estos tipos trabajan para nosotros (en referencia a los trabajadores con los que tienen una relación extralaboral), qué nos van a decir».
González, también describe otro mecanismo por el cual la empresa entregaba montos extra a diversos trabajadores. Dicha modalidad se produce a través de un apartado particular en las planillas de despacho, catalogado como otros o extras, donde se asignan montos que no siempre son detallados. Además, explica que tales sumas de dinero no son altas, pero dado el volumen en que se entregan a diario estas guías, la sumatoria a nivel mensual puede alcanzar hasta $8.000.000 de pesos que luego serían repartidos entre los dirigentes.
Esta jefatura también comenta una frase que escuchó en un momento en que trabajadores se movilizaban por determinadas condiciones laborales. Uno de los jefes consultó que había pasado con la huelga de trabajadores que había sido programada legalmente, mientras otro respondió «mandamos al batallón para allá», aludiendo a dirigentes que operan en favor de la compañía.
Este episodio es similar a uno que describe Foquett, quien comenta que durante una movilización en mayo de 2024 bloquearon el acceso a la compañía ubicada en Carlos Valdovinos, cerrando los portones con cadenas y ubicando vehículos en las salidas para que no salieran los camiones desde la empresa.
No obstante, fueron trabajadores de otros sindicatos los que con un esmeril (galleta) cortaron los candados y abrieron el acceso que los otros sindicatos habían bloqueado. «Ahí rompieron los códigos de los sindicatos, no hubo solidaridad laboral», indica Foquett.
Con todo, estos dirigentes sostienen que los socios de los sindicatos tienen miedo de sus propios dirigentes que han puesto sus intereses por sobre la organización y a favor de la empresa, y que incluso al propio Foquett le han dicho que deje de decirles «vendidos». Por otra parte, Foquett también ha defendido los intereses de otros sindicatos que son parte de la Federación que preside y que por ello lo han amenazado diciéndole que «no se meta en esos asuntos» cuando ha solicitado, por ejemplo, mejoras en los baños, respeto a la jornada de 40 horas, vulneración de derechos, despidos masivos, cierre de operaciones con cambios de contrato de manera unilateral y obligación en firma de finiquitos.
Interferencia hizo consultas a Coca Cola Andina sobre el vínculo entre algunos dirigentes sindicales y gerencia, además de saber su opinión sobre las denuncias de amenazas. Hasta el cierre de esta edición no hubo declaraciones.
Fuente: Interferencia