“Era la piragua, era la piragua” tarareaba una relajada y sonriente Michelle Bachelet el jueves 25, mientras bailaba sobre un pequeño escenario junto al intendente de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, al ritmo de la conocida cumbia que tocaba la banda de “Los 120”, en medio de la ceremonia de entrega de vivienda sociales a 176 familias de la ex toma de Peñalolén.
Fueron sólo unos minutos, en los que la Mandataria mostró la desenvoltura y alegría que en sus mejores períodos convirtieron el atributo de la cercanía a la gente en una de sus grandes fortalezas políticas.
La escena contrastaba con la que había protagonizado la propia Jefa de Estado apenas un mes atrás -el 29 de enero-, antes de partir de vacaciones a Caburgua. En esa oportunidad, visiblemente emocionada y conteniendo el llanto, Bachelet se refirió en público a la formalización de su nuera, Natalia Compagnon, en el marco del caso Caval. “Desde el corazón quiero decir que han sido tiempos difíciles para mí y para mi familia, muy dolorosos y que, sin duda, eso me ha afectado profundamente. Es un sentimiento humano normal. Pero eso no me ha nublado ni por un minuto de lo que son mis responsabilidades como Presidenta de la República y como Jefa de Estado”, señaló en un breve punto de prensa organizado en La Moneda, instantes después del término de la audiencia judicial en la que Compagnon quedó con medidas cautelares de firma mensual y arraigo nacional, a la espera de que concluya la investigación en su contra por delitos tributarios en el marco del caso de la polémica operación de compraventa de terrenos en Machalí.
“Los chilenos demandan, merecen igualdad de oportunidades y derechos, y eso también incluye igualdad ante la ley”, remató la Mandataria en un intento por dejar atrás el escándalo que arrastró su respaldo ciudadano al nivel más bajo que ha registrado hasta ahora en sus dos administraciones.
Cercanos a Bachelet señalan que por ese entonces el ánimo presidencial continuaba siendo un factor de preocupación en el gobierno. Aunque un leve repunte en las encuestas -a fines de enero, Adimark registró un alza de cuatro puntos en la aprobación de la Mandataria, que llegó a 28%- despejó en algo los temores, lo cierto es que los efectos de la crisis generada por los negocios de su nuera y la intervención de su hijo en éstos llegaron hasta su lugar de descanso en la Región de La Araucanía.
La aislada cabaña a orillas del lago, a la que se trasladó el martes 2 y que ha sido su tradicional lugar de veraneo en sus períodos de Presidenta- esta vez había sido prolijamente provista de equipos de comunicación satelital y conexión a internet, dos elementos indispensables para mantenerla conectada a los miembros de su comité político y evitar los problemas de comunicación que quedaron en evidencia al estallar el escándalo Caval.
Durante las casi tres semanas de descanso que pasó en Caburgua, Bachelet, según afirman en su entorno, no sólo se dedicó a descansar, sino que se mantuvo en permanente contacto con sus asesores más cercanos para revisar varios de los temas pendientes de la agenda, pero en particular para despejar las primeras semanas de su regreso, que delinearán lo que se ha llamado la segunda etapa de su administración.
Un período en el que -según ratifican en La Moneda- hay que consolidar las reformas pendientes y comenzar a preparar el escenario electoral con miras a las municipales de octubre, parlamentarias y presidenciales de 2017.
Buen descanso
En el círculo más íntimo de la Mandataria se señala que Bachelet retornó de sus vacaciones con renovada energía. “Tuve un buen descanso”, comentaba la Jefa de Estado cuando se le advertía por su semblante más relajado en La Moneda, distensión que -en todo caso- rivalizaba con el enérgico ritmo que comenzó a imprimir al trabajo desde su retorno a Palacio el lunes 22.
No pocos atribuyen ese ánimo a la visita de su hija mayor -Francisca Dávalos-, radicada desde hace años en Argentina, pero que esta vez viajó a Caburgua, donde incluso celebró su cumpleaños 32.
Apenas llegó a su casa de La Reina, Bachelet mantuvo una larga conversación telefónica con el ministro del Interior, Jorge Burgos, con quien no se cruzará en las próximas dos semanas, ya que este último inició su período de vacaciones.
La Mandataria volvió a hablar con su jefe de gabinete al día siguiente, para conocer los avances en los tres proyectos de ley emblemáticos para su gobierno que quedaron pendientes en enero y que marcarán su regreso a La Moneda: la ley de aborto, la reforma laboral y la ley corta de seguridad pública.
Entre quienes conversaron por esos días con Bachelet también se cuenta el ministro secretario general de la Presidencia, Nicolás Eyzaguirre, uno de sus colaboradores más cercanos y quien tiene a su cargo la responsabilidad de sacar adelante la agenda legislativa. A Eyzaguirre le pidió interrumpir sus vacaciones y que se sumara al comité político del lunes 22.
La cita -que reunió a la Presidenta con el ministro del Interior (S), Mahmud Aleuy; de Hacienda, Rodrigo Valdés; de Gobierno (S), Javiera Blanco, y de la Presidencia, Nicolás Eyzaguirre- a primera hora de ese día marcó la tónica del regreso de Bachelet.
Asistentes al encuentro señalaron a Reportajes que la Mandataria llegó “poniendo el acelerador” al núcleo político de su equipo ministerial. No sólo fue enfática en que necesitaba “gestión” y “trabajo en equipo”, sino que también “disciplina” en los próximos meses.
Bachelet, además, instruyó convocar a consejo de gabinete a primera hora de mañana y -en otra decisión que corrobora el nuevo ritmo que busca instalar en Palacio- citó a comité político extraordinario para el viernes 26, lo que obligó a Eyzaguirre a interrumpir nuevamente sus vacaciones.
No más postergaciones
En el oficialismo coinciden en que dos serán las claves del denominado segundo tiempo de Bachelet. La primera de ellas será cerrar la etapa legislativa de las reformas comprometidas y de proyectos emblemáticos y, la segunda, abrir una fase más ciudadana que estará marcada por el debate por el proceso constituyente y las elecciones -municipales, parlamentarias y presidenciales-, en la que, además, se espera comenzar a capitalizar los beneficios de las iniciativas.
Ejemplo de esto último es la agenda presidencial de la semana pasada. Esta se planificó con semanas de antelación, cuando se tomó nota de que los efectos concretos de la gratuidad en educación comenzaban a inclinar positivamente la balanza de aprobación del gobierno.
El alza de popularidad era uno de los efectos esperados con ansias por el oficialismo cuando se definió apurar la entrega de este beneficio a 160 mil alumnos de educación superior por medio de una glosa presupuestaria.
En las últimas semanas, los equipos de avanzada presidencial y del staff del Ministerio de Educación venían coordinando las actividades post regreso de vacaciones de Bachelet: la planificación incluía que la ministra de la cartera, Adriana Delpiano, volviera al trabajo el mismo día que la Mandataria y así estuviera presente en las visitas a terreno en las que se destacarían beneficios concretos de la reforma educacional. Esta semana, la Presidenta realizó tres actividades relacionadas con aspectos de la reforma educacional en las que -junto con retomar el perfil más relajado de Bachelet- marcó el tono de su nueva etapa.
“Hay un conjunto de agoreros que pronosticaron que no íbamos a poder hacerlo o que sería un gran retroceso, pero la verdad es que se equivocan. Sea por la vía que podrán tener educación gratuita en el colegio o en la universidad, sea por la vía de la entrega de estos textos de estudio gratuitos, creo que esto demuestra que por nada es un retroceso y por el contrario es un avance”, dijo la Jefa de Estado el martes 23, durante la visita al centro de distribución de textos escolares que serán entregados de manera gratuita a cerca de 11 mil establecimientos, beneficiando a cerca de tres millones de estudiantes.
Personeros de Palacio señalaron que mañana -en tanto-, en el consejo de gabinete que reunirá a la Mandataria con sus ministros a partir de las 7.45 horas, se notificarán los plazos de los temas legislativos pendientes. Un residente de La Moneda añade que la idea es establecer un plazo perentorio para las tres iniciativas del debut del segundo tiempo: proyecto de interrupción del embarazo por tres causales; reforma laboral, y ley corta de seguridad pública. “Ahora hay que votar, no caben más postergaciones”, afirmó la fuente.
Una urgencia que, en todo caso, es compartida en el oficialismo. “Hay temas que no pueden seguir esperando, como son los proyectos que nos quedaron pendientes en enero: aborto, reforma laboral y agenda corta antidelincuencia, tienen que ser despachados lo antes posible. La discusión está madura y agotada”, sostuvo el presidente del PPD, senador Jaime Quintana.
“Es fundamental saber cuál será la agenda de gobierno cuanto antes, ya que en el segundo semestre viene la campaña municipal y este escenario introduce nuevos contratiempos”, señaló -por su parte- el ex presidente del PS Osvaldo Andrade, quien a fines de marzo asumirá la presidencia de la Cámara de Diputados.
Los nubarrones en el debut
Dos son los ministros que pondrán a prueba la capacidad de conducción del gobierno en las próximas semanas: el titular de Hacienda, Rodrigo Valdés, y la ministra del Sernam, Claudia Pascual.
El primero ha sostenido en los últimos días varias conversaciones con Bachelet para transparentar un nuevo ajuste fiscal en los próximos días, tema que genera no poca preocupación en la Nueva Mayoría, donde se teme que se recorten proyectos de políticas públicas de impacto electoral. Junto con ello, el ministro se ha abocado a destrabar la reforma laboral que no logra acuerdo en las filas oficialistas.
Desde Hacienda afirman que Bachelet le exigió a Valdés que haga todos los esfuerzos por construir acuerdos, pero entendiendo que no todos van a quedar conformes, por lo que le remarcó la urgencia de resolver pronto este tema y evitar que se eternice el debate.
El martes 23, el secretario de Estado se reunió con Andrade y ha tomado contacto con senadores para consensuar -en la medida de lo posible- una nueva propuesta que será sometida a votación: pidió a todos minutas que serán la base de la moción.
La titular del Sernam ha seguido una ruta similar para enfrentar las reticencias de algunos parlamentarios de la Nueva Mayoría -especialmente DC- para la aprobación del proyecto de interrupción del embarazo en tres causales.
Pascual llegó -en enero pasado- a un acuerdo con la bancada DC para modificar la redacción de la iniciativa, en particular respecto de la obligación de denunciar los casos de violación y dar curso a programas de acompañamiento de las embarazadas para que den a luz.
La primera prueba de fuego será el martes 1, cuando el texto sea votado en la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados. Los cálculos en La Moneda son que el proyecto va a sortear esta instancia de manera exitosa, pero hay dudas profundas respecto de lo que pueda ocurrir en la sala. “Cualquier cosa puede pasar”, afirmó el vicepresidente DC, Matías Walker.
En el balance interno, que se maneja con reserva en el gobierno, se señala que son a lo menos 10 los diputados DC que se oponen a la causal de violación, a los que se suman cuatro PPD y un radical, quienes también han manifestado dudas.
Los sectores progresistas del oficialismo -en tanto- han comenzado a presionar para que La Moneda defina públicamente su postura final frente a los temas.
Un traspié inesperado es lo que respecta a la ley corta antidelincuencia. Durante el receso de las últimas semanas, las diferencias en la Nueva Mayoría lejos de disminuir se han acrecentado. En particular en lo que respecta a la indicación que permite el “control preventivo de identidad”, que no pocos han asociado a la criticada “detención por sospecha” que promovió el ex ministro Rodrigo Hinzpeter.
Un nuevo equipo
El debut del “segundo tiempo” revivió la distante relación que la Mandataria mantiene con el ministro del Interior, Jorge Burgos.
Que el jefe de gabinete se ausente en semanas clave para la instalación de la nueva etapa, en la que, además, se fijarán formas y plazos para definir los temas pendientes, causó -al menos- sorpresa en las filas oficialistas.
Aunque en el gobierno bajan el perfil a esta situación señalando que las vacaciones fueron planificadas con antelación y visadas por Bachelet, llamó la atención en Palacio que su par Nicolás Eyzaguirre fuera conminado a interrumpir sus días de descanso para sumarse a la planificación de las próximas semanas que -también- incluyen un nuevo cónclave de la Nueva Mayoría -el segundo del mandato.
El escenario se enrareció aún más en la propia DC, que ve con preocupación la continuidad del ministro a la cabeza del gabinete. Un dato no menor es que el propio Burgos ha comentado en las últimas semanas a quienes han conversado con él que tiene pendiente una autoevalución sobre su permanencia en La Moneda.
En el PPD -en tanto- genera inquietud el sostenido desgaste físico y emocional que ha evidenciado Eyzaguirre.
A todo ello se agrega que no pocos afirman que en una nueva etapa, en la que la consolidación de los compromisos de gobierno para capitalizar sus resultados requiere de una gestión fina que no todos en el actual equipo ministerial han dado señales de tener, particularmente en áreas sectoriales.
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