¿En qué se parece la causa chilota y el conflicto mapuche?

Hoy sabemos que nuestro estado se encuentra capturado por una élite empresarial y familiar (Solari, Matte, Angelini, Luksic, Ponce Lerou, Horst Paulmann, Piñera), quienes dominan la industria forestal, minera, energía, banca, pesca, combustibles, retail.

Esta élite, que se mantiene ya por largos años, se apoya en su gran poder para realizar una “política silenciosa” y obtener ventajas legislativas (Ejemplos: Longueria con la Ley de pesca y caso SQM). Su única y gran amenaza son los cambios en las leyes, ellos quieren que todo siga igual, por lo que dedican tiempo y recursos para impedir o limitar cualquier cambio que se haga, pasó con la reforma tributaria,con la educación gratuita y hoy con la legislación laboral. Su herramienta preferida para frenar las reformas es el fuerte Lobby y difundir a través de sus interlocutores políticos y los medios que controlan, el miedo; que va crear cesantía, que no podremos elegir colegio libremente, etc. Su poder sobre la sociedad es absoluto y de forma natural se convierten en monopolios u oligopolios en los sectores bajo su control y capacidad para manejar precios.

Con lo expuesto podemos afirmar y sin temor a equivocarnos, que nuestro modelo neoliberal anglosajón está convertido en un “capitalismo familiar a la chilena”. Y muy posiblemente, sea una de las causas principales de nuestro excesivo centralismo y nula voluntad de cambiar esta situación, que solo es utilizada para fines electorales (Santiago es Chile).

Al estar por tantos años llevando las riendas y resistiéndose a los cambios, ha resultado en que hoy estemos pegados, administrativamente a una mentalidad propia del siglo 19, nuestra añeja élite cree erróneamente que existe un único pueblo, el “chileno”, pero hoy debemos entender que en nuestro territorio convivimos con Rapa Nui, Mapuches, Aymaras, Quechuas, etc., es decir, somos un país multicultural. Históricamente, los gobiernos nunca se han interesado en respetar esta diversidad, más bien las ven como recursos a ser explotados turísticamente, como quien va al zoológico.

Con el pueblo Mapuche ocurre una situación adicional, ellos son un pueblo orgulloso y nunca fueron sometidos, ni por Incas, españoles ni por el estado chileno, por lo tanto siempre nos han provocado “ruido”. Pero ya es hora de entender que debemos hacerles un espacio en su territorio para que hagan su vida dentro del estado de Chile, debemos respetar su cultura, permitir que creen su propia forma de gobierno, que usen su lengua: Ellos son un pueblo mucho más antiguo que el nuestro y si han podido sobrevivir hasta ahora a pesar de todas las adversidades, implica que tienen la enorme capacidad de administrarse solos.

Si nos creemos un estado moderno deberíamos actuar como tales y una de ellas es dar autonomía a los distintos pueblos que habitan nuestro territorio, podríamos utilizar el ejemplo de España con el pueblo Vasco.  Lamentablemente en el caso Mapuche y por la zona donde viven, chocamos con los intereses de las forestales y de las empresas hidroeléctricas, es decir, con la élite empresarial y familiar que controla a nuestro país.

Pasemos a la crisis de Chiloé, provocada por una de las mayores catástrofes ambientales de los últimos años. Hay evidencia que el cultivo de salmones daña nuestros océanos y al medio ambiente por el uso de antibióticos y químicos, más la descarga de altos volúmenes de desechos al mar, que sobrepasa la capacidad de este para biodegradarlo. Hay sospecha que las causas de la Marea Roja no son solo naturales, también hay causas humanas, el vertido de salmones muertos no se efectuó con la debida fiscalización y no se sabe si se respetó la distancia a mantener de la costa. Esto hace sospechar que detrás existen intereses empresariales y de gobierno para ocultar las causas del problema. Es decir, volvemos a lo mismo de la causa Mapuche, chocamos con los intereses de la élite empresarial y familiar que controla a nuestro país.

En este conflicto aflora otra situación, y es que las regiones extremas se sienten abandonadas por el gobierno central, por ejemplo; a Chiloé le anuncian con “bombos y platillos” que le van a construir un puente, pero a ellos les hace más falta un hospital, una universidad, un centro de formación técnica, tener mejores caminos interiores, mejorar la conectividad entre las islas, todo esto les hubiera sido mucho más útil que un puente, que solo servirá para disminuir los tiempos de viaje con el continente.

Ahora volviendo a nuestra vieja élite, ellos causan un daño adicional y bastante importante al país y es impedir el desarrollo tecnológico de Chile, ellos prefieren dedicarse a labores extractivas y de explotación de materias primas. Y las razones son bien simples; una rápida recuperación de la inversión y se necesitan pocos trabajadores especializados y gran cantidad de mano de obra barata que requiere poco o ningún estudio. Es decir, y aplicando la ley del mínimo esfuerzo, lo extraído/explotado excede con creces el costo real de extracción. Esta forma cómoda de acumular riqueza da por resultado que no les interese hacer investigación para desarrollar bienes con valor agregado. Y el ejemplo más claro lo tenemos ahora con el caso de Chiloé, ya que el desarrollo prometido con la llegada de las Salmoneras no se cumplió, solo trajo contaminación, trabajo precario y mal pagado y de paso, desarmo la sociedad chilota.

Posiblemente lleguemos a tener el PIB de un país desarrollado, pero con lo expuesto aquí, vendrá aparejado con el índice GINI más alto del planeta, es decir, tendremos una persona con 100 autos y noventa y nueve andando en bicicleta.

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