Los medios de comunicación empresariales están informando de la existencia de negociaciones entre la CUT y la CPC y de que estas conversaciones marchan por «buen» camino. Las materias en discusión serian amplias, considerando que Arturo Martínez se refirió a una «agenda abierta» al inicio del diálogo.
Los dirigentes sindicales deben estar atentos y prepararse para impedir cualquier entendimiento que les perjudique. Recordemos que existen leyes laborales, aprobadas en el último tiempo, que han representado un daño enorme. Demos como ejemplos las leyes de Semana Corrida y de igualación del Sueldo Base con el Ingreso Mínimo Legal. Ambas fueron las palancas empleadas por los empresarios para bajar los ingresos de los trabajadores, particularmente en el retail donde se eliminaron o bajaron las comisiones por ventas. El Ejecutivo de la CUT no tiene derecho para acordar nada sin una consulta a los dirigentes de base.
Manifestamos esta preocupación con alarma porque hay dos materias que deben ser tratadas con extremo cuidado; un eventual pacto sobre jornadas laborales y entregar a cada sindicato con sus empresas respectivas la potestad de ajustar las remuneraciones de acuerdo a los ciclos económicos.
Ambas medidas son de gran peligro si son entregadas al libre albedrío de sindicatos débiles y con bajos niveles de conciencia de los intereses colectivos. Pensemos solamente en la cantidad de instrumentos colectivos de muy escasa calidad que sin embargo se prolongan por tres o cuatro años. ¿Cómo resistirán estas organizaciones bonos por una sola vez a cambio de hipotecar el futuro próximo? ¿Saben los chilenos que parte de la explicación de los cuantiosos Bonos de Término de Negociación en la minería se deben a los plazos de vigencia de esos instrumentos colectivos y que también se pactan en la ocasión las llamadas Jornadas Especiales de Trabajo? Pan para hoy y hambre para mañana.
En las actuales circunstancias políticas y de la propia CUT, somos partidarios de que cualquier discusión sobre reformas laborales se haga en el parlamento y de cara al país. Fortalecer la negociación colectiva no es ampliar los campos a conversar, porque hoy no existen límites salvo el propio poder sindical. Entonces, si se entregan a la negociación sindicato-empresa aspectos que están regulados por ley, se corre el grave peligro de perder paulatinamente derechos que incluso ahora está ubicados entre los derechos irrenunciables.
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