A fines de enero de 2015, la presidenta Bachelet hizo el anuncio de uno de los proyectos más emblemáticos de su gobierno; “el aborto en 3 causales en específicas”. De eso van más de dos años y el proyecto, que en el trámite legislativo sufriera una serie de retrasos, tensiones y modificaciones, llegaba a su etapa final (su tercer trámite legislativo), listo para ser despachado. Y cuando se preparaba literalmente el champagne en el oficialismo para celebrar, un error político, falta de coordinación y de liderazgo, generó uno de los peores escenarios para la sobrevivencia del proyecto. Ahora, debido a una indicación restituida por el Senador Zaldívar y que necesitaba quórum calificado en sala el que el oficialismo no logró por solo un voto, se deberá constituir una comisión mixta, extendiendo así el tiempo para su eventual despacho y dejando un escenario ideal para la reserva constitucional que Chile Vamos ha anunciado ingresar ante el Tribunal Constitucional (TC), instancia que en un par de semanas será presidida por Iván Aróstica, un hombre del piñerismo, quien, en caso de empate, deberá dirimir sobre si aplica o no la inconstitucionalidad del proyecto. De este modo, teniendo los votos el gobierno, no pudo alinear a sus filas y hoy lucha contra el reloj y un TC que en el horizonte, amenaza con dejar todo en foja cero.
¿Pero cómo se llegó a este escenario?
Las miradas tras la fallida votación del polémico articulo, se centraron en el Diputado Marcelo Chávez (DC), quien estando en sala decidió “abstenerse” en la votación, no dando así el quórum de 67 votos (el gobierno solo sumó 66 en sala) que eran necesarios para la aprobación de una de las indicaciones. Posteriormente el Diputado, literalmente salió corriendo del hemiciclo. Sin embargo, la abstención de Chávez está lejos de ser el único problema que tuvo el ejecutivo en la tramitación del proyecto y que está provocando su eventual derrumbe. Y es que de no haber sido por una serie de acciones deliberadas, maniobras, operadores políticos y jugadas de ajedrecistas, el proyecto seguramente habría sido despachado este jueves desde el Congreso.
Acá 4 claves para entender qué pasó:
1.- El retraso deliberado en Comisiones del Congreso
El Proyecto ingresó a la Cámara de Diputados sin mucha fuerza y precedido de anuncios rimbombantes pero, en lo concreto, no iba acompañado de urgencia ni de compromisos firmes exigido por el ejecutivo a sus parlamentarios. El gobierno sabía que el tema era “sensible” en las huestes oficialistas, particularmente en la DC. Fue así como desde el ministerio del Interior (administración Burgos – Fernández), el Comité político de La Moneda cedió ante la presión parlamentaria de la DC quienes lograron extender –excesivamente- el tiempo de trabajo de las comisiones, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Aquello, que fue denunciado por varias organizaciones de mujeres y de DDHH como un “intento por dilatar y hacer dormir el proyecto”, implicó extensas listas de invitados en las sesiones de las distintas comisiones que debió sortear el proyecto, lo que fue retrasando la tramitación. Aquello buscaba como fin bajar la presión social en torno al proyecto y modificar sustancialmente el proyecto, pero en negociación, la DC comprometía votos y avanzar en el proyecto siempre y cuando este fuera “moderado”. Fue así como la DC, junto con la UDI, lograron la asignación de recursos para un “programa de acompañamiento” que tiene por objetivo “disuadir” a la niña, adolescente o mujer, de no abortar. En esta línea, en algunas comisiones la revisión, discusión e intervinientes, duró casi 4 meses, dilatando hasta hoy su avance legislativo.
La cautela del gobierno en la tramitación, explica una fuente de La Moneda, tenía como razón de ser, asegurar los votos de la DC que siempre estuvieron en riesgo para apoyar el proyecto que se presentó. Sin embargo, a pesar de las concesiones hechas, la DC finalmente -incumpliendo los compromisos que se dieron a la interna- dio “libertad de acción” a sus militantes y muchos votos no estuvieron, a pesar de haber cedido a la mayoría de las modificaciones.
2.- El Senado y el ajedrez
Hasta el lunes 17 de julio 2017, el escenario más complicado que veía el Gobierno era el Senado, debido a la oposición de tres senadores claves de la DC: Andrés Zaldívar, Patricio Walker y Manuel Antonio Matta.
La jugada la encabezó el presidente del Senado, Andrés Zaldívar, quien presentó una particular indicación que modificaba el artículo 19. La iniciativa del senador DC establecía que “en caso de que se produjese un aborto en el intento de salvar la vida de la madre, este no sería penalizado”. Pero al sustituir el artículo en específico y no uno de sus incisos, se puso en riesgo las tres causales. Básicamente, el planteamiento de Zaldívar, apuntaba a que las causales de riesgo de vida de la madre e inviabilidad fetal que, producto del procedimiento se produjera un aborto (de acción involuntaria), este no era penalizado en nuestra legislación. De este modo, la tesis desembocaba en la caída de uno de los argumentos centrales del proyecto para despenalizar, específicamente, causales y no dar lugar a interpretaciones. Dicha indicación, puesta al inicio de la sesión, trabó la votación particular de las tres causales, generando un complejo revés para el gobierno.
Así hubo dos empates consecutivos, 17 a 17 cada uno. Las posiciones estaban equilibradas gracias a que no estaba el senador independiente y ex RN, Antonio Horvath, quien se comentaba habría aprobado la propuesta de Zaldívar. Por otro lado, Manuel José Ossandón y Eugenio Tuma se parearon. Así, el martes, sumando a estos tres congresistas, se proyectaba un posible 19 a 18 a favor de la indicación, complicando el panorama para el Ejecutivo.
Horvath llegó, votó y lo hizo a favor de la indicación, pero Lily Pérez y Manuel Antonio Matta se “abstuvieron”, cambiando el escenario en contra de la idea de Zaldívar. La congresista de Amplitud, quien durante el lunes había aprobado la indicación, argumentó al día siguiente que cambiaba su decisión porque “había reflexionado sobre las distintas argumentaciones de los congresistas, y entendía, que se ponían en riesgo las tres causales que ella respaldaba desde un principio”. Durante las jornadas de discusión, Lily Pérez sostuvo conversaciones con la vocera de gobierno, Paula Narváez.
Y es que la Senadora por la Región de Valparaíso Cordillera (5ª Circunscripción) ha liderado las negociaciones de su agrupación política (Amplitud) con el resto de los partidos de Chile Vamos, negociaciones que no se dieron en los mejores términos, esto debido a lo disminuido que se encuentra Amplitud tras la salida de sus rostros más emblemáticos (Rubilar, Brown y Godoy) quienes además tenían representación parlamentaria. Así, Pérez, la única representación parlamentaria hoy de Amplitud, intenta asegurar su reelección (a la que se presenta este año) y buscar la sobrevivencia y visibilidad de su colectividad. Es bajo esa premisa que el gobierno hizo acercamientos con el fin de obtener el voto de Pérez para destrabar la situación en el Senado, cosa que finalmente ocurrió y permitió una anhelada abstención por parte de Pérez.
En tanto, Matta, quien estaba cuadrado con Andrés Zaldívar y además había firmado la indicación con él, finalmente terminó cambiando su posición y voto.
Consultado Matta por Radio Universidad de Chile acerca de porqué no se pronunció en la sala y se limitó a votar ahora en contra, el Senador señaló: “Por un motivo estrictamente personal. Simplemente no voté y punto”.
Finalmente la indicación fue rechazada por 18 votos contra de 16. De este modo, el gobierno lograba destrabar el proyecto, avanzar en la votación de las 3 causales y sortear el que parecía ser, el más duro escollo.
3.- La descordinación de Segpres y la falla aritmética
Tras el complejo paso por el Senado, el gobierno se aprestaba a superar el último escollo en el tercer y último trámite legislativo en la Cámara de Diputados. Hasta el Congreso había llegado la ministra Claudia Pascual (Ministerio de la Mujer e Identidad de Género) junto a otros personeros de gobierno. Esto con la clara intención de celebrar el despacho –que ya se daba por asumido- del emblemático proyecto, sin embargo esto finalmente no ocurrió.
La votación en la Cámara de Diputados inició sin problemas, la mayoría de las indicaciones se votaron favorablemente. Sin embargo, una indicación originada en el Senado, generó la polémica y la desazón en el oficialismo. Se trataba de la modificación del Artículo de los incisos cuarto, quinto y sexto del artículo 119 del Código Sanitario contenidos en el número 1) del artículo 1°, que había sido repuesta por el senador Zaldívar.
Según fuentes de la Segpres, hubo un error en no darse cuenta que aquella indicación implicaba quórum calificado, lo que se sumó a la excesiva confianza y problemas de coordinación. Esto, pues se asumía que habría votos de la DC en contra –que no cambiarían su decisión- pero se asumía que los votos radicales se obtendrían para asegurar la votación, cosa que finalmente no ocurrió. A esto se sumó una discusión a nivel ministerial, la que trató sobre el “No veto”. Se trata de una facultad del presidente de la república en la que a través de un documento, se compromete a “no vetar” tal o cual indicación, con el fin de salvaguardar el proyecto completo. Según las mismas fuentes, el documento se hizo y faltaba la firma del Mario Fernández, quien oficiaba de vicepresidente ante la ausencia de la presidenta Bachelet que estaba en Argentina en el homenaje de Violeta Parra. De haber estado ese documento, a pesar del traspié de la indicación que no alcanzó el quórum, el proyecto no habría ido a comisión mixta y se pasaría inmediatamente –según lo anunciado por Chile Vamos- a dirimirse en el Tribunal Constitucional. Ahora, a la espera de que se conforme la Comisión Mixta –que demorará unos 11 días a lo menos- se llegaría al TC ante un escenario adverso.
Así, la discusión al interior del bloque oficialista planteó la búsqueda de responsables. La mayoría apuntó al Diputado Chávez, que siempre se planteó en contra. Pero algunos dieron cuenta que los Diputados Radicales Fernando Meza y José Pérez, no votaron, eso cuando uno de ellos si estuvo presente y se “pareó” con el Diputado Hasbún quien no asistió al Congreso ayer (y estaba como ausente). Se trata del Diputado José Pérez, quien, según manifestó a su círculo cercano, estaba molesto con La Moneda por no acoger su propuesta de incluir a ciertas provincias del Bío Bío en la nueva Región de Ñuble (aprobada recientemente), posición que incluso hizo pública, con fuertes criticas contra Bachelet, en un diario local de Los Ángeles.
Así, teniendo a la mano el despacho, el gobierno, por una serie de rencillas no resueltas y graves problemas de coordinación, terminó cayendo en un escenario en donde Chile Vamos, que si bien no tiene los votos para haber botado el proyecto en el Congreso, tiene “tiempo”, algo que La Moneda carece.
4.- Presidenciables: Ganadores y perdedores
Luego de lo acontecido en la Cámara de Diputados, las miradas apuntaron hacia los dos candidatos de la Nueva Mayoría; Carolina Goic y Alejandro Guillier. Ambos resultaron seriamente perjudicados con lo ocurrido, pues los votos pendientes, y donde se provocaron las perdidas en la votación, pertenecen a colectividades que están bajo su coordinación y círculo cercano; La DC, de la cual Goic es presidenta, y los Radicales, el primer partido, y de donde surgió la candidatura presidencial de Guillier.
De este modo, ambos demostraron carecer de liderazgo al interior de sus propias colectividades que son las que constituyen la columna vertebral de su comando. Es por ello que ambos salieron ante la prensa con discurso fuertes, pero con una suave autocritica, como la hecha por Guillier, quien se limitó a señalar que “el asumía que votaría a favor”.
En la otra vereda, Chile Vamos ha demostrado disciplina, y si bien no tenía matemáticamente la opción de bloquear con los votos en el Congreso el proyecto (es minoría en ambas Cámaras), si evidenció una cohesión y homogeneidad que la cual Nueva Mayoría ha carecido este último tiempo. Así, este escenario inesperado, al que la Diputada Hoffmann incluso calificó como “milagroso”, deja a Piñera mejor posicionado y como un ganador fortuito frente a un gobierno que ha demostrado ineficiencia y clara descoordinación.
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