La comisión que preside el economista Joseph Ramos es una señal de la prioridad que le ha otorgado el Ejecutivo y que ha contado con el apoyo de los gremios empresariales.
Otra, es el rol que está cumpliendo ChileValora (Comisión del Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales), institución de carácter tripartito, donde participan trabajadores, empresas y el Estado.
“Lo que buscamos es levantar el estándar de competencia que hoy día le permita a un trabajador la mayor movilidad posible”, es como lo explica Ximena Concha, secretaria ejecutiva de la organización que el próximo año cumple una década.
“El Gobierno, la CUT y la CPC están de acuerdo en que Chile tiene un retraso en materia de formación de su fuerza laboral y que hay un conjunto muy importante de personas que están en una situación de desventaja, las cuales el Estado tiene que apoyar con este tipo de herramientas, como la certificación. Naturalmente también con la capacitación, con posibilidades de intermediación laboral, es decir, esto es una herramienta que tiene que juntarse con otras”, precisa Concha. Y agrega que hay consenso en que mejorar la capacitación laboral es clave en la agenda de productividad.
Afirma que la certificación es una herramienta poderosa para impulsar la movilidad social. “El año 2008 se aprobó en Chile una ley que creó un Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales y, junto con crear el sistema, creó una institución pública, de carácter tripartita, para que dirigiera y pusiera en ejecución los objetivos de esta ley”.
Opina que la calidad de mano de obra es uno de los cuellos de botella de nuestro país para seguir desarrollándose y revela que hay un 33% de la población en Chile entre 20 y 65 años de edad que no terminó la Educación Media y que necesita mejorar sus competencias laborales para poder competir.
“ChileValora nace para disponibilizar en el mercado del trabajo una herramienta que permita que las personas puedan pasar por procesos de valuación y demostrar cuáles son las competencias que ellos tienen», señala.
Concha explica que el directorio de ChileValora está integrado de manera paritaria, tripartita y tiene carácter resolutivo, “es la única instancia en el Estado de Chile que tiene esas características. Lo integran tres representantes que nombran los trabajadores a través de la CUT, dos representantes que nombra la CPC, uno la Conapyme y tres representantes que nombran los ministros del Trabajo, Educación y Economía. Estos nueve miembros son los que dirigen, definen las políticas y las estrategias de este Sistema de Competencias Laborales”, detalla.
-Mario Waissbluth, de Educación 2020, apunta a que buena cantidad de adultos en Chile no entiende lo que lee.
-Bueno, es mucho más el porcentaje de chilenas y chilenos que no entendemos lo que leemos, no solo los que no estudiaron. Estamos hablando de una porción de la población que hoy día está en una situación de desventaja porque no tiene un título obtenido de manera formal, que es una señal muy importante de productividad. Cuando usted contrata un ingeniero, un abogado, un técnico agrícola, usted puede más o menos saber lo que esa persona tiene como competencia, pero cuando usted aprendió en la empresa, porque se capacitó, porque le enseñó su padre quizás el oficio de conducir un camión, o tuvo un mentor o fue aprendiendo en la empresa en distintos puestos de trabajo, ese conocimiento no tiene hoy día cómo ser demostrado ante el mercado laboral y, por lo tanto, se genera una asimetría. Al momento de buscar un empleo, yo le digo ‘mire, yo soy carpintero’, bueno, ‘quién me dice a mí que usted es carpintero’ y, por lo tanto, se le contrata en una situación desventajosa.
Lo que hace la certificación es ser una señal para el mercado del trabajo y una oportunidad para que esos trabajadores y trabajadoras puedan demostrar, disponer de un certificado entregado por el Estado de Chile para que ellos puedan demostrar lo que saben hacer. De esa manera se amplían sus posibilidades de movilidad laboral, se aumenta su empleabilidad y les damos a las empresas también una señal respecto de las competencias laborales de muchos trabajadores que hoy son contratados sin disponer de esa certificación.
-¿Cómo es la relación entre la CUT y el empresario en esta organización?
-Es muy importante la pregunta que tú haces, porque no es obvia la respuesta. Alguien podría pensar que es imposible que estas tres partes se pongan de acuerdo en algún espacio, porque efectivamente en muchos ámbitos hoy día hay más bien miradas distintas, divisiones e intereses que no tienden a confluir. En ChileValora y en torno al tema de las competencias laborales, del capital humano y de la formación de los trabajadores, hemos encontrado un espacio donde hay muchos más acuerdos que desacuerdos y donde hay un diagnóstico que es bastante compartido.
Concha explica que trabajan a nivel sectorial, “es decir, levantar las competencias que de manera transversal son necesarias no solo para trabajar en Codelco sino que también en otras minas privadas, en Pelambres, en Escondida. Es decir, lo que buscamos es levantar el estándar de competencia que hoy día le permita a un trabajador la mayor movilidad posible entre distintas realidades empresariales. Por lo tanto, con los gremios, los sindicatos representativos y las instituciones de Gobierno que corresponda, constituimos estas mesas tripartitas que son las que nos dicen cuáles son los perfiles que hoy día se requieren, dónde tenemos mayores brechas y ellos mismos participan en el proceso de construcción de ese perfil”.
-¿Por qué esa conversación se crispó tanto debido al debate de la reforma laboral, por qué, si hay un consenso de que el cuello de botella para el desarrollo de Chile es el capital humano –y tú me dices que en las conversaciones con los gremios y los sindicatos hay consenso en estos temas–, por qué es tan crispado el debate?
-Lo que pasa es que hay una multiplicidad de temas que hoy día son necesarios de abordar en materia laboral. El tema de la capacitación, de la formación, del reconocimiento, de los desarrollos de carrera es un ámbito donde, en la experiencia que he tenido en estos 8 años con ChileValora, hay más acuerdos que desacuerdos. Pero hay otros temas que fueron abordados en la reforma laboral, que tienen que ver con pisos de negociación, con reconocimiento de la labor sindical, con igualar la cancha y la conversación entre empleadores y trabajadores, donde no siempre se ha generado un encuentro de intereses. Pero este tema nosotros creemos que tiene que estar todavía de forma mucho más clara en la agenda pública.
Hoy día hay esfuerzos que son interesantes y que abren esperanza respecto a esto. La Comisión Nacional de Productividad que hoy día tiene el mandato de la Presidenta de hacer un conjunto de propuestas de cómo mejorar el sistema de formación de competencias en Chile, desde la educación formal hasta lo que ocurre en el mercado laboral, esa comisión está trabajando, está levantando diagnósticos, y esperamos que las propuestas que haga sean tomadas por los candidatos que hoy postulan llegar a La Moneda. Y que en los próximos 4 años, además de todo lo que ya se ha avanzado en estos 8 años, pueda efectivamente significar un salto y una diferencia importante respecto de lo que tenemos.
Y el Consejo de Educación Técnico Profesional que ha constituido la ministra de Educación, donde participan entre otros la ministra del Trabajo, el ministro de Hacienda, el ministro de Economía, los actores sociales, también está pensando cómo fortalecer la educación técnico profesional en el país.
Según datos de la Sofofa en Chile, en nuestro país faltan cerca de 600 mil técnicos y probablemente ese dato se queda corto, porque es un dato relativamente antiguo. Es decir, la formación de técnicos hoy día en Chile tiene que ser un tema de primera prioridad, porque si estamos solamente pensando en las carreras tradicionales, en cómo vamos a tener más médicos, abogados, psicólogos, sociólogos, y nos olvidamos de todas aquellas personas que tienen que operar equipos móviles y fijos en la minería, que tienen que atender bien a los turistas cuando llegan al país, entonces no invertimos en preparar esas personas, o las ponemos en una situación de desventaja.
En la entrevista, la secretaria ejecutiva de ChileValora sostiene que hoy hay cuatro o cinco competencias claves que cualquier persona tiene que desarrollar. “Dónde está el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la creatividad, la innovación y otras. Es decir, hoy día, además de la competencia técnica, es importante que desde el jardín infantil, la universidad, los centros de capacitación, las propias empresas, en los procesos formativos formales o no formales, se desarrollen también esas otras competencias”.
Afirma que la revolución tecnológica es un enorme desafío para los trabajadores. “Lo primero que tenemos que entender es que estamos en un mercado laboral que cambia rápidamente y que es un proceso que no se va a detener. Se está hablando hoy día de la revolución 4.0, la revolución tecnológica que va a cambiar el concepto de empresa, que va a cambiar el concepto de empleo como hoy lo conocemos, y en algunos rubros ya se está viendo. Por ejemplo, hoy cuando vas a un supermercado tienes cajas de autoatención, eso era impensable hace unos años. Y probablemente va a destruir algunos puestos de trabajo, pero se van a crear otros puestos y estas habilidades más blandas de las que hablábamos van a ser las que hagan la diferencia entre un trabajador que va a estar preparado, de otro que no lo va a estar”.
Y agrega que esto no solamente supone un desafío para la capacitación, “es un desafío para el sistema educativo. La forma de enseñarles a los niños también tiene que cambiar, porque hoy día los niños tienen acceso ilimitado a la información, no es como cuando probablemente nos educamos tú y yo, donde el profesor tenía el conocimiento y al alumno había que ponerle una serie de conocimientos que estaban en unas enciclopedias. Hoy el conocimiento está abierto, se ha democratizado, el profesor está hablando y el alumno puede ir inmediatamente chequeando en Google y, por lo tanto, el sistema educativo tiene un desafío muy importante de innovar en las tecnologías de formación. Quizás romper la estructura rígida de sala de clases por un espacio más creativo donde las personas van desarrollando proyectos, y hay muchos ejemplos donde eso hoy está ocurriendo”, plantea.
Hace hincapié en que no hay una solución “bala de plata”, sino que lo que se necesita es “un sistema integrado que conecte el mundo del trabajo con el mundo de la formación. Que acerque esos dos mundos”.
¿Los sindicatos están a bordo de esto, lo entienden?
-Están hoy día preocupados de esto, su presencia en ChileValora es un ejemplo de eso. La CUT ha nombrado dos nuevas personas para que los representen en el directorio de ChileValora, los dos personas de gran liderazgo, y, por lo tanto, están demostrando la prioridad que para ellos tiene ser parte de este proceso de desarrollo y no un observador ajeno que mire esto desde afuera o con escepticismo.
Naturalmente que ninguno de estos avances tiene que significar precarizar el mercado laboral, porque eso sería un retroceso, pero sí tenemos que subirnos a este carro y ser actores del cambio y no víctimas del cambio. Ahora, nosotros, desde ChileValora, la mirada que tenemos es que la certificación es una herramienta que tiene que empalmarse con otras herramientas.
Con el sistema de capacitación laboral, con el sistema de gestión de personas al interior de las empresas, con la educación técnico profesional, por eso hoy en día estamos participando de esta mesa que ha convocado el Ministerio de Educación. Nuestro propio directorio es un espacio de conversación bastante amplio, porque Chile tiene que dar un salto mucho mayor en materia de formación. Además de todas las reformas estructurales que se han hecho hoy día en el mundo de la educación, se requiere esta otra gran reforma, que es cómo vamos a tener un sistema de formación que vaya acompañando al trabajador a lo largo de toda su vida laboral en el desarrollo de nuevas competencias y de estas competencias del futuro, que las van a requerir quienes hoy tienen profesiones más tradicionales, como los técnicos.
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