Germán Silva Cuadra/ Director del Centro de Estudios y Análisis de la Comunicación Estratégica (CEACE), Universidad Mayor
Tras las condiciones que le puso a Piñera, Ossandón aprovechará esta fase en que estará de estrella. Se paseará por la ferias sonriendo y con actitud de dueño de casa, junto a un Piñera que necesita sus votos y que, por tanto, disimulará los ataques previos recibidos por el senador. Pero también estará atento para contratacar y reforzar que este paso no fue una vuelta de carnero sino un jugada clave para su propio futuro.
“Yo se lo dije en la cara: yo lo apoyo en esta, pero si usted no cumple voy a ser su peor enemigo”. La frase, que más bien parece una amenaza, pertenece a Manuel José Ossandón, uno de los políticos que más duro ha tratado a Sebastián Piñera en el último tiempo. Sin ir más lejos, durante la fase de primarias, el senador se burló del estilo refundacional de su contendor al señalar que él sí estaba “a favor de las retroexcavadoras”, pero de aquellas que permitieran eliminar la Ley Longueira o la relación entre política y negocios. Incluso llegó a decir que, respecto del fideicomiso ciego, Piñera tenía “piso de vidrio”, afirmando que formaba parte de una burda estrategia comunicacional. “Se muestra como un acto de generosidad el tema de sus hijos, cuando todo el mundo sabe que es su plata”, señaló. También denunció abiertamente al ex Mandatario por su rol en el Banco de Talca y reforzó sus críticas con una frase para el bronce: “El Palacio de Gobierno es para gobernar, no para especular”. Y coronó su ofensiva con una afirmación que hoy es todo un viral: “No te declararon reo por lindo”.
Ossandón obtuvo un nada despreciable 20,6% de los votos en esa elección que alzó a Piñera como el abanderado de Chile Vamos. Desde ese día, y luego de un tibio saludo al ex Presidente, desapareció prácticamente del mapa. Lo único que se supo de él es que estaba apoyando a algunos candidatos al Parlamento, partiendo por su hermana –la misma que calificara de “reguleque” su sueldo de tres millones de pesos en la Junji– y que había vuelto a militar en RN. Y punto, nada más. Ninguna presencia en un acto de campaña de Piñera durante la primera vuelta.
Pero sus bonos se fueron a las nubes a partir del domingo 19. Ossandón sacó a sus candidatos, y en “su territorio” Piñera obtuvo 10 puntos menos que su votación promedio de 36.7%. En el comando del ex Mandatario entendieron que el senador podía ser clave para revertir ese magro resultado y optaron por abandonar los intermediarios y el propio Piñera convocó a su ex rival a conversar.
¿Y qué pasó en ese encuentro? Poco se supo el mismo día, salvo la satisfacción con que Sebastián Piñera saldría a comunicar que el senador se había comprometido a apoyarlo. Pero ningún detalle. Indudablemente, un triunfo para el candidato de Chile Vamos. En poco más de 48 horas ya tenía encarrilados a aquellos dos políticos –Ossandón y Kast– con tantas diferencias entre ellos y con el propio Piñera. Su rival, Alejandro Guillier, a esa misma altura, apenas había podido sumar a la DC y a ME-O, faltando el actor más importante: el Frente Amplio. El entusiasmo y las esperanzas volvían a la derecha, luego del golpe recibido al conocer los resultados de la elección
Manuel José Ossandón, de manera cuidadosamente planificada, dejó para el día siguiente la entrega de su versión del almuerzo desarrollado en Apoquindo 3000. En exclusiva con El Mercurio, el ex alcalde señaló que trabajaría por Piñera y que había tomado esa decisión pensando en el interés de Chile. Se refirió a su ex contendor en buen tono y lo trató de “inteligente y pragmático”. Lo cierto es que ello representaba un giro total de las posiciones expresadas anteriormente. Esto levantó una serie de críticas, especialmente en las redes sociales, acusando al senador de poco consistente, veleta, y otros calificativos no muy elegantes.
Manuel José Ossandón, de manera cuidadosamente planificada, dejó para el día siguiente la entrega de su versión del almuerzo desarrollado en Apoquindo 3000. En exclusiva con El Mercurio, el ex alcalde señaló que trabajaría por Piñera y que había tomado esa decisión pensando en el interés de Chile. Se refirió a su ex contendor en buen tono y lo trató de “inteligente y pragmático”. Lo cierto es que ello representaba un giro total de las posiciones expresadas anteriormente. Esto levantó una serie de críticas, especialmente en las redes sociales, acusando al senador de poco consistente, veleta, y otros calificativos no muy elegantes.
Pero Ossandón tenía guardada una carta que descolocó al piñerismo en los días siguientes.
Sin duda, su estrategia de medios estaba preparada con tiempo. El ex abanderado comenzó a recorrer radios, TV y a dar entrevistas para develar el misterio de esa tarde de conversación, cosa que el ex Jefe de Estado había eludido. El foco central de su mensaje fue claro y preciso: le puse condiciones a Piñera y él las aceptó. Claro que las exigencias habían sido altas: continuar con la gratuidad universal –iniciativa rechazada con fuerza por el candidato de Chile Vamos– y proponer una nueva la Ley de Pesca, es decir, un golpe al corazón de la UDI.
Y no se quedó ahí. Señaló que Guillier era más simpático y su amigo, que no apoyaba a Piñera “por lindo”. También agregó que en ningún caso participaría de su Gobierno –“anoche soñé eso y fue una pesadilla”– y se autoimpuso una misión: “Mi pega es meterle en el mate a este caballero (Piñera) que aquí lo que tiene que gobernar es la derecha social, no la derecha económica”. Luego “repasó” a los empresarios que se coluden o abusan, desafiando a Piñera a meterlos presos y avanzar en una legislación dura “para los sinvergüenzas de cuello y corbata”.
Y, como si no bastara la ironía contra el ex Presidente, se dio el lujo de valorar la propuesta de quienes resultaron ganadores en su zona en la presidencial: “Yo le tengo mucho respeto al Frente Amplio, porque considero que lo que reclaman y su diagnóstico es correcto”.
¿Cuál fue entonces la jugada de Ossandón?
En primer lugar, no podía restarse de dar su apoyo explícito a Piñera. El riesgo de que ante una eventual derrota le terminaran pasando la cuenta era muy alto e innecesario, considerando que su apuesta tiene como horizonte el 2022 y no le conviene enemistarse con su sector. Gane o pierda Piñera, nadie podría recriminarlo, incluso aunque la votación en Puente Alto, La Pintana, La Florida y Pirque fuera adversa al candidato de oposición.
En segundo lugar, impuso sus condiciones, ganando un gallito a Sebastián Piñera –algo a lo que no está acostumbrado el candidato– que debe haber generado incomodidad en la UDI.
Tercero, dejó claro que nadie lo va a pautear, por tanto, ya deben estar cruzando los dedos en el comando para que tenga las menos intervenciones en medios posibles.
Y, por último, notificó que, de no cumplir con sus exigencias, será un duro contrincante y, de paso, se instalará como el líder de la derecha social.
De seguro Ossandón aprovechará esta fase en que estará de estrella. Se paseará por la ferias sonriendo y con actitud de dueño de casa, junto a un Piñera que necesita sus votos y que, por tanto, disimulará los ataques previos recibidos por el senador. Pero también estará atento para contratacar y reforzar que este paso no fue una vuelta de carnero sino un jugada clave para su propio futuro.
Por supuesto, este fue un golazo de Manuel José Ossandón.
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