Las empresas han sido uno de los pilares del desarrollo de Chile en los últimos 30 años, sin embargo, desde antes del estallido social su rol venía siendo cuestionado por distintos actores. Casos de colusión o de financiamiento ilegal de la política son algunos de los acontecimientos que contribuyeron a esta situación.
Además,temáticas como el cuidado del medioambiente, la diversidad de género y la desigualdad, entre otras,han sido foco de críticas a la labor empresarial.
Según el Estudio Empatía Social y Manejo de Conflictos, Icreo 2020, dado a conocer a mediados de octubre, hoy la expectativa es que las empresas participen activamente en temas sociales. Por ejemplo, el 65% de los encuestados señaló que directamente busca marcas que apoyen causas sociales y el 52% demanda que la empresa persiga un objetivo más allá de solo vender productos y servicios.
Es en este contexto que surge la alianza entre PwCChile, el Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad del ESE Business School de la Universidad de los Andes y la Fundación Generación Empresarial (FGE), con el fin de aportar ideas al debate que sean una contribución al fortalecimiento de las empresas. En esta línea, las organizaciones sostuvieron conversaciones con más de 20 reconocidos líderes empresariales para dar origen al estudio “Fortaleciendo el rol de la empresa en una nueva sociedad post pandemia”.
Entre los empresarios y empresarias consultados destacan Bernardo Larraín, presidente de Sofofa; Alfonso Swett, expresidente de la CPC; Janet Awad, directora de ComunidadMujer y FGE; Jean Paul Luksic, presidente de Antofagasta Minerals; Vivianne Blanlot, vicepresidenta de Icare y directora de empresas; Richard von Appen, presidente de Ultramar; Pilar Dañobeitía, presidenta de SMU; Luis Enrique Yarur, presidente de Bci; Sandra Guazzotti, vicepresidenta de Oracle para Multi Country Region; Rosario Navarro, vicepresidenta de Sonda, y Luis Felipe Gazitúa, presidente de CMPC; entre otros.
Uno de los primeros puntos que se plantean en el documento es el rol de la empresa. Los entrevistados señalaron que se han ampliado las fronteras de la empresa, moviéndose las barreras entre lo público y privado y que surge con fuerza la concepción de valor compartido.
“Este capitalismo es más inclusivo, es másmedioambiental, más tecnológico, el propósito de la empresa se agranda y esa es la justificación de que seamos un actor que debe conectarse con una sociedad más amplia”, afirmó uno de los empresarios.
En tanto, otro de ellos señaló que “para esto resulta indispensable la creación de valor compartido para los accionistas de las empresas, para sus trabajadores, para las empresas que forman parte de sus cadenas de valor, para las comunidades que las acogen y todo ello mediante prácticas éticas y justas, con un respeto integral al medioambiente y a los derechos humanos”.
Un segundo tema tratado en el documento es del gobierno corporativo. En dicho punto se plantea que fortalecer la composición, estructura y debate interno de los directorios es una deuda pendiente, sumado a la necesidad de aumentar la velocidad y profundidad en la incorporación de mujeres, y que esta diversidad vaya más allá del género integrando a profesionales con distinta formación, edad, procedencia, nacionalidad y realidad en las mesas directivas.
Otro tema planteado por los entrevistados es el de los colaboradores y existe consenso en que debiera ser la principal preocupación dentro de la empresa. En esta línea, muchos manifestaron lo fuerte que resultó en sus empresas la reacción por el 18 de octubre y que esto generó conversaciones que no habían tenido con anterioridad.
Uno de los líderes empresariales expresó que “las empresas han empezado a ver todas las cosas que nunca vieron, la pobreza multidimensional en sus colaboradores, sus índices de endeudamiento, cuánto se demoran en llegar a la pega, ¿estamos mirando a nuestros colaboradores? Están habiendo conversaciones que nunca habíamos tenido”.
En tanto, otro empresario fue autocrítico y afirmó que “cuántos de nosotros hacíamos road shows por el mundo explicando los planes de inversión de nuestra compañía, pero nunca los explicamos a nuestros propios colaboradores”.
Un cuarto punto es la creación de una cultura organizacional, la que tiene que ver con fortalecer los valores de la empresa, su propósito y generar instancias para su realización.
En el documento se detalla que “el propósito debe ser la expresión más profunda del potencial que tiene una organización de mejorar la vida de las personas y del planeta”.
Un elemento en el que los consultados fueron particularmente autocríticos es en el tema de la comunicación desde el empresariado hacia la sociedad, con respecto a lo que significa hacer empresa en el día a día y que la población conozca el rol y aporte de las compañías.
En esta línea, uno de los entrevistados expresó que “las empresas tenemos que encantar y reencantar a la población. La gente joven no ve un mérito en lo que hacemos día a día, no lo perciben (…) La gente no se sorprende de todo el trabajo que hay detrás. Pero sí se sorprenden de la tecnología, del Cornershop, y eso es porque no hemos comunicado o lo hemos hecho mal”.
Por su parte, otro entrevistado añadió que “creo que las empresas tienen un déficit de comunicar lo que hacen. El ejemplo de las AFP es de lo más obvio”.
Un sexto tema destacado por los líderes empresariales es el surgimiento de nuevos liderazgos que inspiren y propicien vínculos, ya que en su opinión hoy no basta solo con el perfil técnico de excelencia de jefes, gerentes y directores.
Un séptimo punto que ven como necesario los consultados es el de establecer nuevas métricas para gestionar los progresos en las diferentes temáticas. De esta forma, señalan que es necesario cambiar y mostrar los cambios para animar a los demás a avanzar en el mismo sentido.
Finalmente, un último tema que los consultados consideraron relevante es el compromiso de los controladores con el gobierno corporativo y con el propósito de la empresa.
“Mi abuelo me decía: después de comer vamos a dar una vuelta a la fábrica, a eso de las 22 horas. Llegaba y saludaba a toda la gente. Empezó esto de los CEO, de los holdings, de vámonos al Golf y se acabó esa cultura. Hoy, lo principal es el Ebitda, no la cultura.Los números son muy importantes, pero deben ser la consecuencia y no el fin”, ilustró uno de los entrevistados.