Esta semana en el Hospital Regional de Antofagasta, las y los trabajadores de la primera línea, contratados a honorarios, sufrieron un retraso en el pago de sus salarios. Esto sin ninguna respuesta clara por parte del hospital, dejando en la incertidumbre a sus trabajadores y familias, no siendo la primera vez, ya que al comienzo de la pandemia fueron casi tres meses de retraso en el pago de los sueldos; sumado a esto se esperan despidos del personal de contingencia a fin de año.
Esta situación fue denunciada por Néstor Vera, médico y parte de la Agrupación de Trabajadores de la Salud «Abran Paso», quien señaló que es una situación insostenible para las y los trabajadores que aún no reciben sus pagos, en un mes tan complejo como diciembre. Haciendo un llamado a las federaciones y gremios de la salud a organizarse de conjunto por el pago inmediato de los sueldos y no más despidos.
Desde el inicio de la crisis sanitaria las y los trabajadores de la primera línea han jugado un rol fundamental al combatir la pandemia del Coronavirus, al mismo tiempo que debían trabajar en precarias condiciones, no solo por la falta de insumos, sino que enfrentando una sobrecarga laboral, retraso en el pago de sus sueldos de meses, contratos flexibles como suplencias y honorarios, y hoy se esperan decenas de despidos a fines de diciembre a quienes sostuvieron la salud pública.
Esta situación se repite no solo en los hospitales, el gobierno de Piñera para salvar los bolsillos de los grandes empresarios sacó una serie de leyes para supuestamente “proteger el empleo”, resguardando las ganancias de unos pocos, aumentando la cesantía sobre el 12%, con millones de desempleados y cientos de suspendidos, generando un aumento considerable del trabajo precario, como quienes realizan reparto y transporte con aplicaciones de celular. Sin elementos de protección personal ni seguros que los protejan si se enferman o accidentan, sin un salario estable ni derechos a licencias pagadas, arriesgando constantemente a accidentes y contagios, un trabajo invisibilizado pero fundamental en la pandemia.
La precariedad laboral se arrastra desde antes de la crisis sanitaria, contratos a honorarios, de medio tiempo, el famoso subcontrato y el trabajo en negro por temporadas son pan de cada día, representan alrededor 30% del total de trabajadores, creando trabajos de primera y segunda categoría.
Ante esto, es urgente que trabajadores y trabajadoras que están viviendo estas condiciones de precariedad, independientemente del rubro al que pertenezcan, se unan en una pelea común, para tener más fuerzas para enfrentar el trabajo precario, que llena de ganancias los bolsillos de los empresarios, mientras a las familias las arroja a verse impedidos de llegar a fin de mes.