Con mayoría favorable en los dos capítulos del libelo acusatorio en contra de Sergio Muñoz, el Senado selló la la trayectoria judicial en el sector publico –de más de cuarenta años– del ahora exmagistrado de la Corte Suprema, Sergio Muñoz. Los argumentos en Sala en oficialismo apuntaron a que la AC respondía a motivaciones políticas, mientras que en la oposición defendieron la distancia de la AC respecto al contenido a los fallos e investigaciones que lideró Muñoz antes de la reforma procesal.
En medio de la discusión, el legislador Daniel Núñez (PC) afirmó que la oposición busca “castigar al juez por sus fallos y darle un escarmiento para así domesticar al Poder Judicial y ponerlo a su servicio”.
“¿Cuáles son los pecados del juez Muñoz? Yo les voy a nombrar solo tres pecados que tiene. Participó en la investigación del caso Riggs: 125 cuentas falsas y 17 millones de dólares en malversación de caudales públicos de Pinochet. ¿Qué más hizo? Detuvo a sus colaboradores ¿Generó alguna molestia en algún sector político? A mí no me queda duda que sí”, manifestó el militante comunista.
Ante estos emplazamientos, transversamente desde el sector opositor defendieron la imparcialidad del libelo, tal como lo zanjó la senadora Luz Ebensperger (UDI): “Aquí no hay una vendetta ni juzgamiento a criterios jurídicos, únicamente una ponderación de hechos antecedentes y probanzas que nos permiten formar convicción ante la existencia de deberes jurídicos abandonados por el señor ministro”.
En sus 43 años de servicio en el Poder Judicial, Muñoz lideró polémicos casos antes de la reforma procesal penal, que cambió el rol de los jueces en la investigaciones. En ese entonces estuvo a cargo de las pesquisas para esclarecer el asesinato de Tucapel Jiménez, dirigente sindical opositor a Augusto Pinochet. Tras su asignación en la causa, que estuvo estacando por más de diez años, logró la detención de los implicados y una condena para Carlos Herrera Jiménez, responsable del crimen, quien actualmente se encuentra recluido en Punta Peuco.