El desborde de las huelgas legales

Reeditamos este artículo por su actualidad, considerando la oleada de Huelgas Legales en los últimos meses e incluso alguna que se ha situado al margen de la ley, como la que lleva adelante un sindicato interempresas en Montserrat.

En el caso de las que derivan del fracaso de procesos de negociación colectiva como la sorprendente del sindicato más antiguo de Ripley, calificado como pro empresa por la mayoría de las demás organizaciones sindicales de la compañía, la que efectuaran empleados de Unimarc en la cuarta región o la de las Bodegas de Sodimac (que suma más de un mes), nos encontramos ante decisiones empresariales deliberadas para no construir acuerdos y castigar a sus sindicatos por la “insolencia” de pedir más allá de lo que se ha predeterminado en las alturas de las gerencias corporativas.

Este texto se pregunta sobre la posibilidad de torcer la “fatalidad” que significan la nefasta legislación laboral y demás datos del contexto de negociación que determinan una profunda asimetría de fuerzas entre trabajadores y empresarios.

Las leyes de Negociación Colectiva y Sindicalización fueron pensadas para retener cualquier acción de los trabajadores al interior de las unidades productivas directamente involucradas. Estas normas no permiten ingerencia real de Federaciones o Confederaciones, que en su propia naturaleza jurídica contienen propiedades que les debilitan como protagonistas del acontecer sindical y que los núcleos dirigenciales no han sido capaces de anular, con honrosas excepciones..

Son conocidas también las tremendas asimetrías de poder entre las partes durante las negociaciones. Estas diferencias de conocimientos, capacidades estratégicas, reservas para afrontar conflictos más prolongados, elementos y configuración de situaciones disuasivas, etc., inclinan la balanza casi siempre a favor del más fuerte, salvo que los trabajadores estén disponibles para acciones de sacrificio colectivo que normalmente les otorgaran sólo victorias morales.

En CETRA nos hemos esforzado décadas para reducir estas brechas de poder con inteligencia estratégica, de modo que las debilidades del campo popular puedan transformarse en energía y poder. Lo hemos logrado, contribuyendo a levantar masas críticas mínimas en los distintos frentes en que actuamos, pero no siempre ha sido sencillo y posible. Un ejemplo de huelga importante fue lo ocurrido en Paris en Diciembre de 2010. Seis Sindicatos, aliados bajo un mando común, reunieron un millar de trabajadores y fueron a huelga en cinco tiendas. La fuerza operacional de los trabajadores tuvo capacidad de desplazamiento y actuó en distintos teatros de operaciones, siendo el principal el Mall Alto las Condes de propiedad de CENCOSUD (donde se situaba una de las tiendas mayores incluidas en la negociación). Los hostigamientos de los trabajadores se efectuaron al interior de los mall incluyendo los que no pertenecían al Holding controlador de Paris, y en las calles aledañas de las tiendas aunque no estuvieran involucradas. En esa fecha todavía existían diferentes ruts en Paris, lo que hoy está subsanado.

En la descripción previa no existe un desborde general de las acciones de protesta que afecten a la ciudadanía. Estas llegan a los límites del habitat que rodea los establecimientos de la compañía.

A diferencia de lo narrado y, con toda probabilidad, como síntoma de constatación de la incapacidad de impedir el funcionamiento de los servicios de los entes patronales y de infringir perturbación efectiva a los cursos de acción definidos por estos en sus planes de contingencia, están desarrollándose crecientemente acciones sindicales de desborde de los entornos físicos de las empresas en huelga legal.

Este accionar, que refleja impotencia y desesperación, se está viendo en las recientes huelgas legales de ECR Complementos, del Hogar de Cristo y otras, así como antes lo fue en las de los trabajadores de Starbuck, PISA y Farmacias Ahumada. Expresan que la capacidad de presión al interior y en los límites de las empresas alcanzó sus techos operacionales y que las compañías continuaron su funcionamiento. Es el resultado de las normas legales pro patronal que nos rigen. Estas permiten el reemplazo cumpliendo pisos mínimos y la autoridad administrativa no está castigando el «reemplazo interno». Lo que significa que las compañías pueden funcionar con o sin autorización jurídica. Las multas a pagar son bajas. Mencionamos antes la huelga de Paris de 2010, en ella la Dirección del Trabajo detectó una pocas decenas de reemplazos para los 1.000 huelguistas ¿Qué milagro permitió que cinco tiendas funcionaran en Diciembre con tan pocos empleados?

El contexto de las actuales huelgas es conocido por los dirigentes sindicales y, se supone, por sus asesores y otros consejeros de la CUT y demases, ¿Qué impide entonces que ello sea integrado en el análisis estratégico y así se eviten daños a centenares de trabajadores? ¿O el objetivo no es negociar sino que luchar contra el sistema agudizando las contradicciones de clases? Útil sería que las agendas ocultas (si existieren), se expliciten para que la gente decida en conciencia si quiere embarcarse en estas luchas sin destino inmediato.

Somos partidarios de que la huelga legal sea una herramienta de la estrategia general pero no un resultado indeseado y no calculado y menos que su prolongación se produzca por que no se organizó una retirada ordenada. Desgraciadamente estas huelgas prolongadas radicalizan sus acciones y desbordan las empresas porque no tienen plan alguno a que atenerse. Jamás nos cansaremos de repetir que las maniobras deben ser gobernadas por la estrategia y que nunca la estrategia termine siendo una simple suma o adición de maniobras.

(Durante 2012 efectuamos dos grandes operaciones, incluyendo Huelgas Legales, esto es en Ripley septiembre 2012 y Sodimac noviembre 2012, en que se minimizaron daños y se lograron cierres de negociación superiores que las ofertas de las empresas al inicio de las paralizaciones legales. Cerramos el año, sin huelga, en la mayor y mejor negociación que se haya efectuado en Walmart (ex D&S), con casi Diez Mil Trabajadores unidos en 51 sindicatos que pulverizaron el multiruts y sus consecuencias como las distintas condiciones de negociación y las diferentes fechas de vigencia de los instrumentos colectivos vigentes)

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