EL CHILE DEL DÍA DESPUES, ABAJO Y A LA IZQUIERDA

Por: Carlos Cano B.
Director Ejecutivo CETRA

El viernes pasado señalamos, por este medio, que la derecha no obtendría el tercio en la Convención Constitucional: Sacó 37 representantes, con la suma se dice, de otros tres que provendrían de Pueblos Originarios. La UDI obtuvo la delantera con 17 y RN le sigue con 15 cupos.

En nuestro análisis dijimos que Unidad Constituyente también sería castigada y que la alianza PC-FA incrementaría su respaldo hasta alcanzar entre 30 y 35 constituyentes. Logró 28. Hasta ahí bien el pronóstico. Pero el castigo a la ex concertación (UC), fue mucho más brutal y la emergencia de la bancada de independientes superó todo pronóstico, incluido el nuestro.

En el caso de Unidad Constituyente, el PDC solo logra 1 representante, los liberales y el PPD debieron conformarse con 3 cada uno y los socialistas se quedaron con 15, transformándose en la principal fuerza política partidaria opositora en la convención. En Apruebo Dignidad se impuso RD con 9 electos, 7 para el PC, 6 para CS (el partido de Boric) y 4 para el FREVS.

Para revisar el mapa de independientes se necesitan conocimientos concretos de las realidades regionales y territoriales. El caso de Independientes No neutrales (11 escaños), es más claro. Eligieron profesionales con liderazgos públicos, reconocidos en sus entornos y a través de los medios de comunicación masiva. Hay otro número de independientes más solitarios o con pocos compañeros de lista. Son experiencias escasas y locales. En estos casos se destaca Rodrigo Logan, que ganó sólo en el distrito 9 (abogado de Mega) que tendría similitud con la trayectoria mediática de Daniel Sting (fue abogado de Mega y TVN), la mayor votación en la convención constitucional). Sobre la Lista del Pueblo (27 electos), ahora se sabe que se tejió laboriosamente, a partir del 18 de octubre, en distintos espacios territoriales y levantó candidatos por elección directa de sus comunidades y también a través de invitaciones a liderazgos validados en la coyuntura de la revuelta callejera. Es posible anotar que esta lista no tiene identidad ideológica, pero no hay duda de que posee una base programática general y aspiraciones que se perfilan desde la calle, desde el sentir común popular. La arquitectura de esta lista se inició antes del acuerdo del 15 de noviembre de 2019 y luego se reimpulsa con el fin de utilizar el espacio abierto en las futuras elecciones de convencionales, buscando instalar candidaturas sin los partidos. Son críticos del PC y el Frente Amplio, además de la antigua Concertación. No todos, sus electos aceptan ser de “izquierda” y, aunque declaran estar abiertos a participar en las elecciones de fin año, indican que no tendrían intención de transformarse en partido político; creemos que no se puede descartar que, a poco andar, den origen a una fuerza política con forma de movimiento, al menos.

Sobre la participación electoral, poco más del 42%, se ha dicho que está en un espacio intermedio entre las municipales previas y el Plebiscito. Lo interesante es que se produjo una mayor participación en las áreas de mayor disputa con alcaldías simbólicas de derecha. En la Región Metropolitana se subió de un 30% a un 45% en la votación municipal. Lo mismo ocurre en otras zonas. En cambio, si se compara con la votación de noviembre, todos los grupos etarios se movilizaron menos y en la RM la participación bajó en un 20%.

A la espera de los números finales del Servel, podemos afirmar que sólo los adultos de más de 70 años mantuvieron su nivel de participación, al menos a nivel de constituyentes. Un dirigente social afirmó: “fuimos pocos a votar, pero lo hicimos bien”. Esta afirmación expresa el sentir popular a favor de transformaciones profundas y de rechazo al personal político de las élites.

El mapa de las elecciones para convencionales anuncia un nuevo ciclo político. Es un cambio estructural. Por su envergadura puede compararse con el Ibañismo del 52 o las elecciones presidenciales del 64. En ambos casos la derecha tradicional disminuye fuertemente su presencia, se mimetiza y los núcleos dominantes cedieron su representación a nuevas fuerzas políticas. Lo mismo ocurre en los sectores medios, que otorgaron su confianza a núcleos nuevos (en el último caso, los radicales fueron reemplazados por la DC).

Dijimos que el cambio en el paisaje ha empezado porque las votaciones de constituyentes no son simétricas, ni son comparables con las otras tres. En los casos de gobernadores, alcaldes y concejales, las fuerzas tradicionales de derecha y centroizquierda conservaron mayor fuerza. Sólo dos datos: El bloque de la ex Concertación sumó 128 alcaldes y el PC-FA 21. Los concejales de centro izquierda fueron 837 y del PC-FA alcanzó 338. Cierto es que la victoria en comunas como Ñuñoa, Viña del Mar, Maipú o Santiago fueron muy valiosas para la izquierda y se deben a excelentes candidatas(os) que tuvieron la capacidad de sumar votantes que trascendieron lejos la alianza PC-FA y la presencia de candidatos símbolos a derrotar en la derecha.

El gran vencedor en el terreno municipal fue RD. En las demás elecciones los cambios se insinúan y otorgan, lejos, mayores opciones de crecimiento a las fuerzas nuevas. Un antecedente: en el bloque PC-FA, los comunistas obtuvieron un 4,99% en constituyentes y un 9,2 en concejales, el espacio clásico de medición de los partidos. Entonces, el cierre de esta etapa de reacomodo tectónico será a fin de año, en las parlamentarias y la presidencial.

Lo cierto es que, como afirmamos hace diez días, estas elecciones abrieron las puertas para construir un nuevo Chile y las tendencias indican que será por abajo y a la izquierda.