ELECCIONES UNIVERSALES EN LA CUT

Mayo 31 de 2021
Por: Carlos Cano B. Director Ejecutivo CETRA

Este 26, 27 y 28 de mayo, luego de fallas técnicas que obligaron a suspender la partida el martes 18, se eligieron los integrantes del Consejo Directivo Nacional en la CUT (CDN) y con ello también las autoridades unipersonales del periodo 2021-2025. En paralelo, se votó por las Directivas Provinciales y Zonales.  Así culmina el proceso de auto reforma que fuera la respuesta de la Central a su larga crisis de representación y credibilidad que se prolonga hasta hoy.

La votación ahora fue universal, esto es: cada socia y socio de sindicato base tuvo derecho a un voto en que expresó hasta 9 preferencias de Titulares para los 45 cargos a elegir, más una preferencia para Suplente y, en el caso de los territorios: 5 preferencia más la suplencia.

Se acabó así el voto ponderado, en que los dirigentes elegían el número de socios que decían representar, pagando sólo las cuotas sociales de los meses previos a los comicios. No requerían probar que esos socios existían. Considerando que, con la autonomía sindical, a la Dirección del Trabajo le bastaba la autodeclaración de los dirigentes para aprobar los listados presentados.  ¿Eran truchos estos procedimientos? Afirmamos que sí, a lo largo de la última década, a través de artículos en distintos medios y en nuestro actuar institucional como asesores de organizaciones sindicales relevantes.

El 12avo Congreso ratificó estos cambios y fijó las elecciones para mediados de 2020. Por la pandemia, se aplazaron hasta mayo 2021, fecha en que expira el mandato legal de la actual directiva.

Mucha agua corrió desde el Congreso mencionado. Estas elecciones estuvieron en peligro. Dirigentes nacionales en ejercicio barajaron distintas alternativas; aplazar indefinidamente hasta que se alcancen indicadores de normalidad en la crisis sanitaria. Otros, con más descaro, propusieron posponer las elecciones hasta el término del estado de emergencia, usando las normas de extensión de mandatos de sindicatos. También se expuso la posibilidad de lograr un acuerdo general previo a la votación a través de una lista única evitando votaciones competitivas. Así, el movimiento sindical indicaría el camino a las oposiciones, fragmentadas.

Finalmente, ocurrieron estas elecciones CUT con voto universal. Primó, para efectuarlas, una mezcla de sensatez más la firme voluntad de las fuerzas que se impusieron. El costo político de suspender habría sido enorme y las justificaciones sanitarias escasas, considerando que se dispone de medios online. Aunque la empresa seleccionada no dio el ancho en la primera oportunidad fijada y resolvió los problemas a duras penas, logró rematarse el proceso electoral, sin cuestionamientos serios.

Al revisar los padrones actuales de la CUT, se hace inevitable compararles con los anteriores. La verdad, es que estos padrones no son inferiores a los exhibidos en procesos anteriores, depurados con la información disponible. A los 192.567 afiliados válidamente inscritos deben agregarse, en un cálculo nuestro, otros 200.000 socios de organizaciones base que no fueron registrados. Validamos esto con datos de Confederaciones importantes en los sectores público y privado. La ANEF anotó 31.250 y tiene más de 80.000 y la Coordinadora de Sindicatos del Comercio y Servicios Financieros registró 18.390 y cuenta con unos 20.000 más, a pesar de las tremendas bajas por los despidos en pandemia. En situación parecida, se deben sumar otras grandes organizaciones públicas como la Confusam, Asemuch, Confemuch, como ejemplos. También del área privada, con muy inferiores cifras de inscritos respectos de elecciones anteriores, como la Confederación de Trabajadores del Cobre, Constramet, Confederación de Trabajadores Forestales y otras. Respecto de estas, cabe preguntarse si existe una declaración inferior ahora o sencillamente tienen menor envergadura hoy o si así fue siempre.

Con todo, podríamos estar de acuerdo con que hay una subdeclaración en el registro oficial de votantes en que faltarían socios realmente existentes. Con este cálculo, la Central estaría entonces cerca del medio millón de afiliados. En el padrón validado que se cerró, luego de las revisiones, en 181.660 personas con derecho a voto hay un desequilibrio a favor de los públicos de 52,66% versus un 47,34 de los sindicatos privados. La asimetría sería mucho mayor si Anef y otros hubieran declarado y pagado por el 100% de sus socias y socios. Las “reservas” de socios sindicalizados son muy inferiores en el sector privado. Nos referimos a las organizaciones sindicales hoy afiliadas a la CUT, porque adicionalmente existe un conjunto de sindicatos que no se reconocen en la Central y que constituyen una tarea pendiente y necesaria para el crecimiento de su representatividad.

Esta opinión la expresamos teniendo a la vista padrones anteriores inflados. En este sentido, el actual esfuerzo de transparencia resiste muy bien al compararse con los números de elecciones anteriores. El tema de los recursos sindicales de cada organización participante, al requerirse el promedio de 12 meses de cuotas pagadas, representó también un cedazo que no permitió levantar asociados falsos. Esto, además del carácter público del Padrón, ha inhibido ficciones o, al menos, las ha reducido mucho. En una revisión cualitativa del Padrón, en el sector privado, saltan a la vista cambios brutales en las representaciones sindicales de paños productivos completos que responden a los cambios que ha experimentado la economía en el país. En los subsectores productivos minero, forestal y manufacturas las organizaciones reales son muy menores en dimensiones, pero también en su densidad interna. Hoy no funcionan, no tienen capacidad de convocatoria, en cambio se han desarrollado estructuras en el retail y el comercio en general, las aplicaciones, los servicios financieros y de intermediación. Se requiere un profundo análisis para el diseño de la arquitectura de las organizaciones sindicales de las próximas décadas.

El padrón, validado por el Colegio Electoral y hecho público con bastante anticipación, expresa números reales. Ya dijimos que podrían ser mayores, pero lo concreto es que esas socias y socios existen. Ahora puede construirse desde la solidez de esta realidad.

La votación efectiva fue la prueba de fuego final. Votaron 33.663 representando 18,53% del padrón validado. Fueron 20.054 mujeres y 13.609 hombres mostrando tanto el peso de sectores feminizados del trabajo, como el comercio o la educación preescolar   pero también las tendencias culturales de incremento de la participación activa de la mujer en áreas históricamente reconocidas como masculinas

Cualquier duda sobre la votación universal debe despejarse de inmediato frente al voto ponderando, de unos pocos centenares de dirigentes, en las votaciones desde la refundación en 1988. La última elección universal fue en 1972 y votó un medio millón de personas de un total habilitado del orden de 700.000 trabajadores, con una sindicalización del 40%. Por cierto, que esta forma de votar admite mejoras. Un sistema técnico online más amigable, mejor información electoral y, sobre todo, capacidad de convocatoria y credibilidad de la central redundarían en una mayor respuesta.

Esta etapa de la CUT, que consideramos de transición a una Nueva CUT, será conducida por dirigentes sindicales socialistas y dirigentes independientes agrupados en la Lista B, con 27 consejeros. La lista A, continuidad de la actual dirección, vinculada al Partido Comunista, obtuvo 12 consejeros (hace cuatro años alcanzó 24 cupos). El MIR alcanzó 2 escaños. Una lista definida como independientes del sector público tendrá 1 puesto. Otra lista variopinta, con militantes demócrata cristianos, socialistas que no entraron en la lista ganadora y otros más, tendrán 3 participantes en el Consejo Directivo Nacional de 45 miembros.

Sobre la lista B, denominada Alianza Sindical Amplia, Paritaria y Regionalista cabe decir que contando en su mayoría con dirigentes socialistas de 12 grandes organizaciones construyó un acuerdo con las Confederaciones de Sindicatos del Comercio (CSC-FI) y de los Profesionales de los Servicios de Salud (Fenpruss), que son independientes de fuerzas políticas. Este subgrupo, al interior de la lista, estructuró una plantilla con nueve candidatos que logro situar entre las primeras doce mayorías nacionales. Los votos de estas dos confederaciones representan el 25% del total de preferencias emitidas. La suma de votos que aportaron a la lista B superó el 35% alcanzado por la misma. En los territoriales el rendimiento de esta lista también se expresó de manera contundente.

Felicitamos el trabajo desplegado por las y los dirigentes y candidatos y a los propios socios y socias de cientos de sindicatos que superando el escepticismo y la desconfianza a lo largo de Chile entregaron su voto en este histórico proceso.

Las y los electos tienen un tremendo desafío para sacar a la CUT de la irrelevancia, esto mirado a nivel nacional y de los territorios. El periodo histórico que vivimos exige contar con una herramienta poderosa de las y los trabajadores organizados capaz de estar a la vez incidiendo en el proceso constituyente, presente en la reivindicación cotidiana de los sectores y activo en la recuperación económico -social post pandemia. En el Centro de Estudios del Trabajo-CETRA estamos orgullosos del aporte realizado en este proceso de autorreforma de la CUT.