INFORME CETRA: SEPTIEMBRE 4 DE 2022: LA ENCUESTA DEFINITIVA

Santiago, 3 de agosto de 2022. Miembros de sindicatos y organizaciones de trabajadores del pais apoyan la propuesta de nueva Constitucion en materia laboral y conversan sobre el tema con quienes transitan por el sector. Dragomir Yankovic/Aton Chile

Por Carlos Cano B., Director Ejecutivo CETRA

¿En qué estaremos el 5 de septiembre? ¿El diferencial de votos inclinará la balanza del poder con nitidez?

La respuesta a lo último es no. Los partidarios del rechazo obtuvieron mayoría en ambas cámaras del legislativo y continúan ocupando cómodamente los demás espacios del estado, controlan la economía, los medios de comunicación y con ello moldean las conciencias. El partido del orden orquesta e instala los imaginarios colectivos dominantes.

Como en otras ocasiones determinantes, estamos ante uno de esos instantes históricos en que la disputa de clases se muestra con desnudez obscena.

Anotamos como “partido del orden” a esos grupos sociales, con carácter permanente, que han representado la continuidad del actual estado de cosas, partisanos del modo de acumulación que proviene de la dictadura porque expresa sus intereses y que se ajustó en los gobiernos de la Concertación, para que, al menos, determinadas políticas sociales tuviesen rostro humano. Así reconocemos que el comportamiento de esa alianza política no fue homogéneo. Se fue levantando una línea divisoria entre auto complacientes y auto flagelantes, que se expresan hoy en el Rechazo y el Apruebo, respectivamente.

Junto al partido del orden, conformando las fuerzas del rechazo, ubicamos lo que Alain Bihr (Logiques Sociales, L´Harmatttan, Paris 1989), llamó “la tercera clase”, la del “encuadramiento capitalista”, que se situaría entre la burguesía y el proletariado. Hoy es más difícil dibujar esas dos clases sociales, por ello en forma provisoria preferimos hablar de dominadores y dominados, para indicar la posición de poder que se ocupa en la sociedad. ¿Quiénes representan este grupo del encuadramiento o encuadre capitalista?  Para este análisis diremos que están determinados por sus funciones de servidores del capital. Son Políticos, intelectuales, profesionales, periodistas, educadores, altos funcionarios, artistas, centros de estudios y pensamiento, dirigentes de organizaciones sociales subordinadas, en fin, lo que conocemos hoy tan graciosamente como centroizquierda. Esos grupos jamás han tenido tendencias transformadoras reales. Con la leyenda o disfraz de defensa de la democracia y las libertades han buscado proteger el statu quo. Que nada cambie o que todo cambie para que todo siga igual, es la consigna que puede leerse tras sus discursos, a lo largo de nuestra historia política, en particular desde 1990. Defienden así sus posiciones de privilegiados por su mejor paga o el sueño de que podrán serlo en un futuro cercano.

Ellos constituyen en esta campaña la cara del rechazo. La derecha guardó sus rostros más repulsivos y el empresariado pone la plata para las campañas con una cierta discreción. Es tan visible el aporte de grandes grupos económicos a la autodenominada centro izquierda por el rechazo o a amarillos de distintos pelajes. El SERVEL indica que casi el 90% de los aportes públicos y privados se han endosado al rechazo y las diferencias en montos son más que significativas  .

Si a la conformación de este poderoso bloque por el rechazo agregamos los errores de los sectores partidarios del cambio, la balanza se desequilibra más aún. Quienes debieran conducir la campaña del apruebo se han esforzado por hacerlo mal o sencillamente no hacerlo, adoptando la actitud del crítico externo, sin asumir su tarea histórica.

En lo colectivo anotamos desinteligencias estratégicas e inhabilidades en la apertura y cierre de las maniobras. En lo individual errores no forzados, mal manejo de medios, falta de capacidades en la “habitación” de cargos (que lenguaje más ridículo pero útil para expresar que a demasiados en el gobierno les queda grande el traje), y otra larga lista de etcéteras.

A la conformación de fuerzas y ordenamiento de los bloques del apruebo y el rechazo debemos incorporar el contexto económico más global que se expresa en escasez de bienes, cuellos de botella en abastecimiento, alza de precios, inflación y estancamiento. Con el planeta dirigiéndose con certeza a una crisis económica como expresión de la pandemia pero más aún, como efecto de datos estructurales en la economía-mundo (crisis alimentaria, estrangulamiento de recursos naturales, inseguridad en las ciudades, crisis climática, conflictos).

En suma, una combinación perfecta para que el 5 de septiembre verifiquemos que la gigantesca operación rechazo fue exitosa y que el “nuevo ciclo político” se fue de nuestra realidad a la misma velocidad con que arribó mediante el salto de los torniquetes en 2019. Pareciera ser la crónica de una derrota anunciada para las fuerzas que quieren abrir las opciones de transformación.

Miremos primero los números que nos presentan las encuestas públicas y luego intentemos levantar nuestra esperanza.

Hasta el 20 de agosto gana el Rechazo, incluyendo aquellas de mayor confianza para los sectores progresistas como Mori-Fiel (Fiel es una Fundación de la CUT) y Data Influye (del ex socialista Callis).

Con las encuestas que tenemos a la vista, del “periodo oscuro”, de la circulación privada, la tendencia se acentúa y pasa del promedio ligeramente inferior a 9 puntos a otro del orden de 13 puntos a favor del rechazo. En el estudio de la Cosa Nostra, la distancia es 15 %.

Como dato anecdótico, al parecer, se sabe de una serie de encuestas solicitadas por La Moneda a una unidad de estudios de la UC, desmentidas por esa universidad como corresponde, y también de algún centro de estudios del FA.  En ellas gana el apruebo. ¿Un par de golondrinas pudieran significar verano?

En fin, usaremos los gráficos de Data Influye para acercarnos a ciertas materias que pudieran dar elasticidad al resultado final.

Surge una primera cuestión.

La información y la demanda de información son datos de la causa. La gente cuenta con antecedentes no suficientes a fines de julio, aunque se interesa por este acto electoral y pareciera comprender su importancia. Quieren informarse más, a pesar de que porcentajes muy altos indican que tienen resuelta su opción. Del 91 al 79% según grupo socioeconómico en orden descendente. Distintos expertos señalan que, en estos quince días contados desde la prohibición de publicar encuestas, se pueden alterar los resultados. Que hay ejemplos de estos cambios en votaciones no personalizadas como el Brexit. Y si nos atenemos a esta encuesta, los sectores que no han resuelto su voto están en el Grupo E, seguido de los D y C3. Precisamente los más susceptibles a cambios por influencias externas.

Tenemos entonces un primer bolsón de votos blandos  o volátiles que dependerán de alteraciones en el ambiente provocados por despliegues territoriales, las focalizaciones finales en la franja, los actos de campaña con acento en los cierres, acciones efectistas en la escena pública, o el arribo de información por parientes o cercanos junto con el dato de la obligación de concurrir a las urnas. Así, los “eventos”recientes; detención de Llaitul, despido de ministra Vega, incidente de la bandera en el puerto principal, no medidos en las encuestas, podrían tener efecto en la opción de voto, aunque distintos especialistas indican que no serían relevantes.

 

 

Aquí aparece una segunda situación a considerar, y que podría haber escapado a las encuestas, si les otorgamos el beneficio de la duda a su profesionalismo. Se trata de la participación. Los encuestados señalan que votará mucha gente, por la obligatoriedad del acto y por la importancia de la decisión, situada bastante abajo hay que reconocerlo. Los representantes de empresas de medición y comentaristas varios no se atreven a decir a ciencia cierta cuánta gente concurrirá a las urnas. Los más audaces se mueven entre 70% y 80% del padrón, eso arroja como mediana un número de 11 millones. Recordemos que esta votación tendrá un listado de habilitados inédito, inscripción automática y voto obligatorio. Del SERVEL se anota que ha habido 21 millones de consultas que corresponderían a más de 13 millones de cédulas distintas.

En la última votación obligatoria, pero con inscripción voluntaria, los votantes llegaron al 56% del total. Ahora no tenemos precedentes para proyectar. El que se incorporen entre dos y cuatro millones de nuevos votantes al récord de la segunda vuelta presidencial reciente, puede alterar los resultados de las encuestas. Tenemos aquí un segundo bolsón de votos, en que la ampliación aún incógnita del padrón podría favorecer opciones abiertas. Siempre se afirmó que el voto obligatorio afianzaba un voto más cautivo y ordenado. Y que con ello las posiciones partidarias de la “estabilidad” se fortalecían. La comparación entre participación electoral y resultados entre el distrito 11 y otros populares comprobaban la hipótesis.  Ahora, en este real estiramiento del padrón hasta un punto no conocido, ¿Cuál será el efecto de la incorporación de nuevos votantes?

Veamos otro ángulo. Cómo mencionamos, habría un importante número de votantes resueltos. Algunos dicen que ello ocurre desde abril en que las curvas en los gráficos se cruzaron a la inversa, con el anclaje de la popularidad del presidente Boric y el plebiscito de salida. Acotemos otra vez que los encuestados, por las metodologías aplicadas no copan todo el universo electoral probable, aún inexplorado, como hemos insistido. Se nos dice que los nuevos votantes pertenecen a los sectores populares, son mujeres y de mediana hacia la tercera edad y con esta triple característica, serían conservadores y potenciarían más el rechazo. Parece un juicio razonable, pero debe contrastarse con otro antecedente de peso; la votación de los jóvenes. Lo primero que debe sostenerse es que los menores de 34 años iniciaron su incorporación voluntaria al padrón y han respaldado las opciones progresistas en las votaciones desde 2020. La duda es si ahora, con la inscripción voluntaria, el voto obligatorio y la cercanía mayoritaria de sus sitios de votación, podrían los jóvenes constituir la masa crítica suficiente para inclinar el fiel a favor del apruebo, dando origen a un tercer bolsón de votos a que echar mano.

 

Tendríamos entonces tres bolsones de votos que podrían mover la aguja a favor del apruebo; los núcleos sociales que no se han sentido convocados a votar hasta ahora; la elasticidad y ampliación del padrón y la masa crítica de los menores de 34 años.

En estos agrupamientos de votantes estaría la respuesta al resultado de la encuesta final, la del 4 de septiembre. Mi opinión es que gana el Apruebo, afianzada por los datos de los tres sacos de votos ignotos y por esta imagen de medición de riesgo que nos entrega el cuadro de arriba, con respuestas por sectores económicos a las opciones de paz que significan el Apruebo o el Rechazo. Los chilenos tienen aversión al riesgo. La duda es qué provoca más incertidumbre en los votantes primerizos; la Nueva Constitución o la mantención del actual estado de cosas con un eventual estallido social 2.0., como respuesta.