10 CLAVES DEL PLEBISCITO PARA EL DISEÑO DE UNA ESTRATEGIA SINDICAL Y POPULAR

Por Carlos Cano, Director Ejecutivo CETRA

  1. Los siete millones y medio de chilenas y chilenos, que fueron a las urnas este domingo 25, es la votación absoluta más alta de nuestra historia republicana. Expresan también un 50,6 % del padrón, con voto voluntario. Los primeros análisis indican que votaron más jóvenes en comparación a elecciones anteriores. Pareciera que la pandemia retuvo en sus hogares a adultos mayores y población de riesgo, además de algunas decenas de miles de enfermos y contactos estrechos, aunque en términos globales Chile está entre los países que, con Covid, aumentaron su participación electoral. Una encuesta previa a las elecciones en que se consultaba por qué no se iría a votar, un 21% dijo que por temor de contagio. La cifra se reduce a un 10% en padrón total. También sufragaron más mujeres que hombres, por sobre la situación estadística. Estamos entonces ante un paisaje de votantes diferente que en 2017 y hacia atrás. Y pareciera que un motivante poderoso lo constituyó la excepcionalidad del Plebiscito y su carga de expectativas.
  2. Se verificaron modificaciones en la votación de grupos sociales, al analizar la ubicación socio espacial de sus domicilios electorales. Está probado que el voto voluntario atrae más a los sectores sociales acomodados y así ocurre en Chile desde 2012. En esta ocasión, la participación según comunas indica que los grupos de la sociedad menos favorecidos incrementaron sus porcentajes. En La Pintana fue de 40,6% respecto de 2017, en Puente Alto 36,8 y en Quilicura 35,5, entre otras. Tenemos entonces que el Voto Apruebo y CC es más joven, con mayoría de mujeres y con más participación de origen popular, que en elecciones anteriores.
  3. ¿Ahora, quiénes son el 49,4% que no votó? Hay una primera duda sobre el padrón, ¿Está depurado? Se conocen ejemplos de que el padrón requiere un procesamiento mayor, pero nuestra impresión es que solo se descontarían unos pocos puntos. Deberíamos interesarnos en saberlo para determinar qué reservas exactas de votos estarían disponibles para el 11 de abril 2021. Dijimos que la pandemia también contribuyó a cambios generacionales en el padrón de los votantes efectivos pero no tenemos datos suficientes para señalar un cambio etario relevante en quienes conforman la abstención. Entonces, los afluentes de este 49,4% serían más o menos los mismos estudiados en votaciones de la última década. En el primer grupo estarían quienes no confían en las salidas institucionales pero tienen posición antisistema. El segundo, probablemente el mayoritario, no está interesado en participar, no ven incentivos suficientes en sus propios análisis de costo beneficio (“total mañana deberé trabajar igual”). En el tercer subconjunto estarían aquellos que dando por pérdida su propia opción, estimaron innecesario votar pero lo harán en abril. Estos últimos constituyen una bolsa de votos con signo conservador. ¿Cuántos son? Una apreciación razonable debería situarles entre un 10 a 15% de ese 49,4%. Entonces, si a ese porcentaje se le suma la votación del Rechazo, más el porcentaje de votantes de derecha que optó por el Apruebo, tendrían el potencial de desequilibrar la elección de Constituyentes.
  4. Es obligatorio preguntarse si la votación del Apruebo puede ser leída según las lógicas Izquierda-Derecha. Nos parece que ello no sería exacto, pero en cualquier caso percibimos que la alta votación del Apruebo se inclina por cambios relevantes del actual estado de cosas en el país y que no se quiere intervención del actual personal político en el proceso constituyente. Es lo que explicaría el apoyo a la Convención Constitucional (CC), levemente superior al Apruebo. Es cierto que en las últimas semanas, a través de todos los medios disponibles, se buscó clarificar la diferencia de este modelo con la Convención Mixta, pero el éxito de estas campañas radicaron en su empatía con la sensibilidad de la ciudadanía. Es la “gente”, con sus distintos intereses como grupos sociales, la que rechaza la injerencia de “los de siempre” y respalda a un variopinto mosaico de figuras televisivas o de otros ámbitos como el arte, la academia, el deporte. Esto ocurre con énfasis al menos en las redes. Por una simpatía con valores que se les adjudican a esas personas y sus eventuales aportes a la redacción de la Nueva Constitución. Sin programas ni propuestas muy precisas. Cuando se dice la “gente” ¿De quiénes hablamos? ¿O será obligatorio usar el plural? Consideramos que existiendo una clara falta de legitimidad de los partidos políticos, al menos desde el centro político a la izquierda, no es posible borrar de una plumada el análisis de clases y grupos sociales que portan intereses y plataformas diferenciadas. La oposición “pueblo” versus “elites”, de moda para ciertos comentaristas, no agota en absoluto la existencia de la lucha de clases y en nuestro tiempo, de la poderosa dicotomía Dominadores – Dominados, para dar cuenta de una minoría que concentra el poder y los medios de toda naturaleza, de la existencia de un ínfimo grupo que se adueña de la riqueza que produce lo que algunos autores llaman el “Precariedado”, para designar grandes grupos de trabajadores que no tienen seguridad laboral, carecen de condiciones mínimas, se endeudan para vivir.
  5. Entonces la crisis es de representación política. De cómo los partidos políticos han cumplido las funciones de representación. Y pareciera ser también que el corte no es entre viejos y nuevas fuerzas políticas. La crítica a los partidos es transversal y es lo mismo respecto de lo que la sociología denomina “personal político”, sus núcleos dirigentes y operadores, sus trenzas de poder interno y su personal de encuadre. Se escapan de este estigma los “militantes de base” de esos partidos, una suerte de reserva moral de carácter mítico. En esta misma categoría parecen estar los “independientes”, entre los que podemos encontrar “apolíticos” según lo busca el fascismo, y en Chile fue el discurso de la dictadura que persiste hasta hoy. Es el dirigente sindical que no quiere que se mezcle la política con sus asuntos reivindicativos. Es el adulto joven que se educó en dictadura, sin formación cívica y con poca edad para haber estado en la lucha antipinochetista. A estos “independientes” se agregan las “personalidades” que ya indicamos. Son buenas personas que hoy descubren que tienen ideas y aportes para el destino de un país en que han vivido siempre, que siempre estuvo aquí, y que varias entre ellas parecen descubrir recién. Es obvio que hay excepciones honrosas en el mundo de los “independientes” y de las “personalidades”, y también es evidente el desprestigio de los partidos. ¿Pero estamos hablando de que se desea la muerte del sistema de partidos políticos? Y si es así, ¿cuál sería el reemplazo?¿Estamos asistiendo al nacimiento de nuevas formas de representación? Claramente no. Determinadas organizaciones como asambleas territoriales, ollas comunes, o las múltiples formas que asume la presencia en redes sociales o, más cuicas como fundaciones u otras, no tienen ni la extensión ni la densidad de lo que alguna vez llamamos “contrapoder” o “poder popular”. Un detalle ilustrativo es lo ocurrido con marcar AC o agregar un “tercer voto”. Primero el llamado careció de impacto y, adicionalmente, cabe preguntar a esos líderes y liderezas convocantes, a cuántos ascendió su nómina de Apoderados para controlar esas menciones.
  6. Es obligatorio constatar el descrédito de los partidos de centro e izquierda. En la derecha este problema no existe. Se sienten bien defendidos y a sus representantes en acuerdo con los intereses que portan. Ese juicio público a las distintas oposiciones afecta a las antiguas y nuevas fuerzas políticas, con niveles diferenciados de cargas negativas pero igualmente dañadas en su reputación, a pesar de las cuentas alegres que puedan estar sacando algunas de ellas.Compartiendo este antecedente, debemos identificar el problema. Las normas jurídicas que encuadran las Elecciones de Constituyentes otorgan a los partidos las funciones de representación que les corresponde en una democracia participativa y que los legisladores se ocuparon de marcar a fuego en el acuerdo del 15 de noviembre y las normas posteriores vinculadas.
  7. Pareciera que las nuevas estructuras partidarias no han dado el ancho en términos suficientes para un reemplazo enérgico y rápido de las más antiguas. Aunque este cambio mágico de actores nunca acontece en la historia social real. La frase de Gramsci sobre el cambio reaparece con propiedad en estos días; “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claro oscuro surgen los “monstruos”. Estos “monstruos” en el Chile de hoy pueden ser los zombis que no quieren morir o esperpentos que dicen representar al pueblo. Para algunas fuerzas políticas se está tornando irresistible tentar el destino, jugar con fuego. En el PC y sus cercanos ven la oportunidad de tumbar a la antigua concertación, ahora ampliada a la Unidad Constituyente. En gran parte del Frente Amplio, luego de la diáspora producto del acuerdo del 15 de noviembre también contemplan con agrado esa opción pero tampoco ven con claridad un acuerdo con el PC y ser indicados como responsables otra vez del triunfo de la derecha, ésta vez en la histórica Convención Constituyente.
  8. Desde antes del 25 de octubre se habló de la necesidad de Lista Única de la oposición. Incluso Dirigentes Sindicales y Sociales estuvieron convocados a un acto en la CUT la noche de ese domingo. No hubo tal celebración común porque el Comando Chile Digno (PC y otros), indicó que no era de su parecer y se inició aquella comedia en que el Frente Amplio hace visitas mostrando sus preferencias. A estas alturas ya estamos notificados de que Humanistas y Ecologistas Verdes (que salieron del FA), llevarán su lista con apertura a dirigentes sociales. Lo propio ha dicho el PC (AP) y el MIR. Junto a estos grupos políticos menores hay ciertas organizaciones sociales como Confusam o NO+AFP que coquetean con la idea de listas en alianza con otros similares pero sin partidos. Con este cuadro inicial que en realidad no altera los números mayores, tenemos no obstante los ingredientes para una disgregación anunciada y la pérdida de los dos tercios necesarios para cambios estructurales. En el horizonte de las fuerzas hoy principales, Unidad Constituyente y PC-FA, se dibujan dos listas de candidatos a la CC, ambas con inclusión de dirigentes sociales e independientes. En este cuadro, las grandes organizaciones sociales no deberían optar ni otorgar exclusividad de candidatos independientes a estas u otras listas.También deberían desalentar la proliferación de listas de “independientes”, aunque estén sostenidos por importantes organizaciones sociales. Pareciera que la tarea político operativo de hoy es reducir listas y candidatos al mínimo posible. No es casual que este lunes la “independiente” Soledad Alvear se haya reunido con el ministro Bellolio para solicitar el respaldo del gobierno hacia los independientes. Este lo garantizó. Por cierto que a la derecha le interesa darle todas las facilidades del mundo a los “independientes”, así pulverizan los posibles dos tercios a favor de cambios estructurales.
  9. El plebiscito ya está resuelto. La Convención Constitucional en tanto Paritaria es un avance a nivel mundial. Se está legislando para establecer escaños reservados para Pueblos Originarios y también Personas en Situación de Discapacidad. Si se concretan serán pasos relevantes. Estamos lejos de aquellas críticas destempladas a este proceso constituyente que algunos vimos de inmediato como una oportunidad, al margen de las observaciones negativas del acuerdo del 15 de noviembre ampliamente conocidas. Hoy aquellos críticos quieren ser constituyentes. Está bien, pero que se sometan al sentido común. Se requiere una mayoría poderosa en la diversidad.Nadie en Chile reunirá el 66% con opiniones homogéneas. ¿Es muy difícil de comprender?
  10. Creemos que la intervención en la futura Constitución debería expresarse en el respaldo de candidatos a la propia plataforma sectorial y con ello obtener un reconocimiento público de la organización y luego ésta desplegándose como grupo de interés ante el conjunto de la Convención Constitucional. Tampoco cabría descartar el respaldo a dirigentes, socias o socios y personas cercanas que, por su iniciativa o a solicitud de instancias representativas, sean candidatas o candidatos en una u otra lista, siempre y cuando porten como compromiso solemne la plataforma institucional, acordada en las estructuras regulares.